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¿Han oído hablar de la ley del mínimo esfuerzo? Pues eso, exactamente, es lo que hizo el Atlético de Madrid frente al Málaga en La Rosaleda. El equipo de José González no le gana a nadie y, lo que es peor, muestra una impotencia e inoperancia en el ataque impropia de un conjunto de la teórica Liga Santander.
Los malaguistas, en otro despiste defensivo monumental, encajaron el único gol del encuentro a los cuarenta y cuatro segundos del comienzo del envite y ahí se acabó lo que se daba. Y esta vez, aunque a veces se exasperara la grada con la lentitud de los movimientos en el ataque de los blanquiazules, no se puede decir que el cuadro costasoleño no luchara por revertir la situación. Pero de donde no hay es imposible sacar nada.
En-Nesyri se peleó con el mundo pero sin fortuna. Ideye volvió a demostrar su compromiso pero falta de forma y competitividad preocupante. Es lo que tiene reforzar un equipo con retales como Iturra, Borja Bastón, Peñaranda, etc. Con decir que lo mejor fue Chory Castro, algo Fede Ricca y poco más, está dicho todo.
La rueda de prensa de José González aún fue más desesperante que el partido. Sin una palabra de aliento y recurriendo a la mala fortuna para justificar el desaguisado. Es de desear que Lacen, que sí me agradó, se recupere pronto del traumatismo craneoencefálico sufrido en un choque con Fernando Torres. Balanceó muy bien mientras jugó en el centro del campo, pero después sufrió el desafortunado desenlace. Por no funcionar, ya ni siquiera lo hace el catering de Doña Francisquita en los palcos, donde cada vez hay más quejas por la calidad del mismo por parte de los abonados que disfrutaban del mismo.
En definitiva, en la vida la esperanza es lo último que se pierde y aunque queda muy poca, la verdad sea dicha, aún hay partidos por delante para soñar con la permanencia. No me pregunten por qué pero pienso que el trabajo de José González puede que todavía dé resultado.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.