Hace varios meses, justo cuando Juande Ramos decidió tomar las de Villadiego por la falta de respaldo del presidente, Abdullah Bin Nasser Al Thani, y otros altos cargos del club a sus decisiones en el vestuario, ya lo afirmé: "Es un error y siempre lo será en el fútbol darle el poder de decisión a los jugadores y con ello el control del club". Añadí entonces que a ese cóctel molotov sólo le faltaba un entrenador sin la suficiente experiencia ni capacidad de liderazgo y amigo de los futbolistas. Por desgracia ya tenemos el resultado final, cinco puntos de treinta posibles.
Ningún entrenador con ese bagaje aguantaría un segundo más al frente de ningún club que se precie de serlo. Marcelo Romero debe dimitir o ser cesado pese a no ser el responsable de su nombramiento. En el club, algunas mentes pensantes, de manera especial el presidente, pensaron que ahorrarse el dinero que le firmaron a Juande Ramos en su día y no reinvertirlo en un buen técnico podía salir bien. Pensaron que si daban el poder del vestuario al núcleo duro y a los futbolistas con buen rollo con el "míster" funcionaría.¡Craso error!
Al Thani se pasó por el forro de sus entretelas las recomendaciones de su director deportivo para el banquillo. Una por dinero -prefiere quedárselo para él y sus hijos que invertirlo en el club. La otra, porque como ocurre en el Sporting de Gijón, tampoco habría funcionado. Y giró la vista hacia lo que había en casa. No había nada pero él inventó lo de Míster Gato y a otra cosa. En lugar de hacer caso a la opción de Antonio Tapia con Dely Valdés, o la posibilidad del Boquerón Esteban, tampoco nada caras, o en última instancia con Pepe Mel, decidió hacer pruebas con el tercer técnico del primer equipo. El máximo mandatario ha fracasado una vez más.
Los futbolistas, de manera especial los que rompieron el principio de autoridad de Juande Ramos, también tienen bastante culpa de todo lo que ha pasado. Aplaudieron la llegada del Gato Romero y prometieron trabajar más y mejorar el rendimiento y la conexión con la grada. Apenas duró cuatro jornadas y eso siendo bondadoso. Ahora toca pedir al presidente, y si no quiere hacerlo a quien corresponda, el fichaje de un entrenador con oficio y que la propiedad lo respalde en el vestuario delante de los futbolistas. O se toma la decisión adecuada y de una puñetera vez o el Málaga CF no podrá mantener la categoría pese a los múltiples fallos de sus rivales que le preceden en la clasificación.
Si dependiese de mí ficharía de inmediato a Boquerón Esteban o a Antonio Tapia para asegurar la permanencia y empezar a planificar la próxima temporada desde ya. Es más barato, a ver si así lo entiende Al Thani, evitar el descenso de categoría que lograr el ascenso desde la Segunda División. Y más rentable si es que quiere seguir beneficiándose como hasta este momento del club del que es máximo accionista, al menos mientras la Justicia se lo permita.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último.