@Carloshernando_ | Todo el mundo es consciente que la temporada pasada fue un infierno y que estará grabada con sangre y lágrimas en la memoria de cualquier aficionado malaguista, pero de todo se sale y más si los de Muñiz continúan con esta dinámica y sumando de tres en tres.
Este hecho, por muy común que parezca en el mundo del fútbol, casi estaba olvidado para la hinchada de Martiricos. Con Míchel y José González al mando en el curso pasado nunca se enlazaron dos triunfos consecutivos. La alegría, las pocas que hubo, apenas duraban siete días porque el Málaga o empataba o volvía a dejar en evidencia a sus seguidores en La Rosaleda o lejos de ella.
Se tuvo que vivir un descenso, pelear con el Lugo y el Alcorcón para romper esa maldicíon que imperaba sobre el conjunto malacitano y ver a una afición sonriente y lo que es más importante, orgullosa del rendimiento y del esfuerzo de los suyos, que por fin luchan bajo una identidad y un estilo que da resultados a pesar del sufrimiento.
Míchel, en aquel curso donde resucitó al equipo, fue el último que logró perpetuar la alegría blanquiazul en más de una jornada. Fue en un 25 de abril contra el Granada en Los Cármenes cuando se fueron a las arcas de Martiricos seis puntos. 486 días después, y tras una infinidad de tormentas, chaparrones y tornados, se vuelve a ver la luz. Que siga la racha.