@CesarRadioMARCA | La apoteosis de la fiesta tardó en llegar. Hubo que esperar al minuto 89 para que el éxtasis se apoderara de una Rosaleda entregada a su equipo, soñando con ganar el quinto partido consecutivo, un hito histórico que el Málaga de Gracia ha igualado al de Pellegrini.
Hasta entonces, hasta saborear cada nota del himno blanquiazul cantado a capela por 30.000 gargantas, se sufrió ante el Eibar. Los armeros no tienen demasiadas virtudes ofensivas pero es un equipo muy apañado en defensa y que con Arruabarrena no deja tranquila a ninguna zaga. Y si encima le ofrecen regalos como el de Miguel Torres, titular como central, no desaprovechan la ocasión para complicar más aún a los rivales.
Fue un gol de esos psicológicos. Minuto 42 de la primera parte y enseguida el descanso para darle todavía más vueltas a la cabeza por el garrafal error del madrileño. Pero este Málaga tiene muchas virtudes. Una es la de contar con una afición fiel que aplaudió a los suyos para que no se vinieran abajo. Otra es no mirar atrás y seguir hacia delante sin rendirse. Por eso en la reanudación salieron a morder, conscientes de que tendrían que mejorar sus prestaciones si querían darle la vuelta al marcador.
Aun así, fue el Eibar el que pudo marcar el 0-2, con otro regalo de Juanmi que Arruabarrena, a 15 metros del área, intentó colocar en la escuadra malaguista. De la nada apareció un felino bajo palos, Kameni, para hacer la parada de la jornada, como poco. Un minuto después, lo que son las cosas, el Málaga encontró el premio a su valentía. Un robo en la zona de tres cuartos, Samuel que se plantó solo en la frontal y disparó a la escuadra, Irureta que la sacó, pero el rechace quedó franco para que el más avispado de la clase, Juanmi, anotase el tanto del empate.
El Eibar, que había salido a perder el máximo tiempo posible, sólo tendría una opción más, con Arruabarrena, el más incisivo de los suyos, yéndose de tres contrarios… Pero nada que Kameni no pudiera resolver nuevamente bien colocado.
Desde entonces, la segunda mitad fue un monólogo de posesión blanquiazul, con menos claridad de ideas, menos frescura que en otros encuentros. Amrabat se sentía incómodo y se perdía en peleas barriobajeras con los centrales del Eibar y con el árbitro. Castillejo tampoco tenía el día y los cambios, como Horta y Luis Alberto, demostraron por qué han perdido la titularidad. Mas el Málaga siguió persistiendo y en el 89 llegó esa mano clara de Raúl Navas, que fue expulsado por doble amarilla. El penalty lo transformó con suma tranquilidad Amrabat engañando al portero eibarrés.
No fue el fin de la fiesta sino el comienzo. La noche es larga, la del sábado más, y cuando igualas un récord como el de ganar cinco partidos seguidos en Liga, está más que justificada. El Málaga, hoy y durante las dos próximas semanas, dormirá en puestos europeos con sus 21 puntos en el casillero. Ya habrá tiempo de pensar en el Atlético y en el Madrid, ahora toca disfrutar y celebrar, que se lo merece todo el malaguismo.