@Pedromartinper | Nadar y nadar para morir en la orilla. El Málaga sacó -o dejó escapar- un punto en uno de los campos más dificiles de la categoría, La Romareda. Los blanquiazules, que anotaron el 1-2 en el minuto 88', vieron como en apenas un minuto los maños empataban el encuentro, lo que deja a los de Víctor en puestos de descenso, todo lo contrario que los locales, que duermen en puestos de Playoffs de ascenso.
Cuando los aficionados estaban colocándose en sus respectivos asientos. Cuando los aficionados malaguistas lograron sintonizar la radio del deporte. Casi sin tiempo para parpadear, Sadiku adelantó al Málaga CF, el gol más rápido hasta el momento por parte de los blanquiazules, hoy de rosa, su tercera indumentaria. El albanés consiguió remachar un gran centro a la espalda de la defensa por parte de Ismael Casas, titular en La Romareda después de la lesión de Cifu.
No podía comenzar mejor el partido para los intereses del Málaga, aunque con un mundo todavía por delante, y el Zaragoza fue consciente de ello. De ahí que los maños, lejos de la frustración que proporciona el encajar un gol tempranero, dio un paso adelante y aculó a los de Víctor Sánchez del Amo en su propio campo. Dominio absoluto, como si de un monólogo se tratase, por parte de los locales en toda la primera mitad. En el minuto 19’ llegó la primera gran ocasión de los maños. Fue de libre directo por parte de Raphael Dwamena, a unos 22 metros de distancia, pero el lanzamiento salió mínimamente desviado.
Con un Málaga replegado atrás y concediendo el cuero a los rivales, solo el contragolpe era la vía de acceso a Cristian Álvarez, y así llegó la más peligrosa, a parte de la del gol, por parte de los visitantes. Fue en un mal despeje de Delmás cuando Sadiku, al primer toque y con la zurda, enganchó una volea que se marchó a apenas varios centímetros de la portería. Y cuando perdonas, y más en Segunda, lo acabas pagando. Avisó Papunashvili en primer lugar llegando de segunda línea tras fallo previo y de alevín de Lombán, pero el de Avilés rectificó su error evitando el tanto prácticamente en la línea de gol, aunque a la segunda sí que llegó el premio local.
Luis Suárez, que había generado peligro y que le sacó la amarilla a Juankar, marcó al borde del descanso, en el denominado gol psicológico. Un gran pase filtrado de Javi Ros lo recibió el delantero colombiano, que no perdonó y que suma ya su séptima diana en esta liga SmartBank. Así, y con el encuentro más entretenido hasta el momento, el partido se marchaba al descanso.
Arrancó la segunda mitad, sin cambios por parte de ambos entrenadores, todo lo contrario que la primera, con el Zaragoza apretando y sin dejar respirar a los de Martiricos, con dos córners y un disparo en tan solo tres minutos. El Málaga, después de varios sustos, mejoró en el juego y comenzó a proyectarse en ataque, incomodando a los locales, ansiosos por conseguir la remontada.
Se igualó el encuentro con llegadas para ambos equipos. El Zaragoza madurando las jugadas y el Málaga a base de contragolpes. Para seguir exprimiendo esa baza, Víctor realizó un doble cambio con claras intenciones, las de marcar. Renato y Benkhemassa por Ismael y Keko. Hubo que llegar al 73’ para cantar el `uy´. Otra vez Sadiku, tras una brillante conducción de Juanpi, fue el que llevó el peligro a la portería rival con un zurdazo potente, mas el disparo no vio puerta.
Y la polémica llegó en el minuto 80. Una serie de rebotes favorables al Málaga terminó con el balón en los pies de Renato, que la picó por encima de Cristian para poner el segundo. Cuando se cantaba el gol, el de la posible victoria, Daniel Ocón lo invalidó por previa falta de Antoín, muy protestada por los malacitanos, pero no cambió la decisión del árbitro, que ni tuvo que mirar la pantalla del VAR.
Pero el destino, o la justicia del fútbol, le tenía un regalo preparado para el Málaga… o no. Los blanquiazules, en saque de esquina, anotaron el 1-2 con un cabezazo de Lombán pegado a la cepa del póster. Éxtasis de alegría que duró lo mismo que un parpadeo. Aun celebrando el tanto, y con tres puntos que parecían estar ya en el bolsillo, el Zaragoza logró empatar. La caraja de la defensa, una vez más en esta liga, propició que Guti, solo en el segundo palo, empujase a placer para apuñalar el costado malacitano y certificar el empate a dos en el marcador. Un punto que no sirve, como se dio el duelo, a uno ni a otro.