@CesarRadioMARCA | Bernd Schuster firmó ayer su sentencia de muerte como entrenador del Málaga. El alemán lleva varias semanas barruntando que, a pesar de lo firmado en su contrato, su etapa en La Rosaleda ha tocado a su fin. Así que piensa morir matando antes de esperar que le den a él el golpe definitivo. De ahí sus mensajes variopintos y retadores contra la directiva en sus últimas comparecencias públicas. “No hablo con ellos desde hace semanas”, “a mí no me han consultado nada sobre movimientos de jugadores”… Por no contar lo de “estoy renovado si quedamos entre los diez primeros”.
Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Y lo hizo ayer tras la sonrojante derrota contra el Elche. Después del pacto de no agresión entre él mismo y sus jugadores al que se llegó antes del partido contra Osasuna, todo había ido sobre ruedas con un Málaga casi salvado. Pero los dos últimos encuentros, ante Getafe y los ilicitanos, han vuelto a sacar a la luz las enormes e irreconciliables diferencias entre cuerpo técnico y plantilla, con una relación que está rota desde hace mucho y en la que no hay vuelta atrás. “Los mayores no están ayudando. Están en el campo pero parece que no están”, atizó el germano a los veteranos del equipo como el que ya no tiene nada que perder.
Y, claro, estos, cansados de los desplantes y de la falta de autocrítica de su entrenador, dijeron basta. Ya lo habían hecho de manera privada cuando fueron consultados sobre el futuro de Schuster, y lo hicieron ayer de manera pública tras las críticas recibidas. Willy Caballero, siempre comedido, fue uno de los más contundentes. “Si quiere decirnos algo, que nos lo diga a la cara. Nosotros siempre vamos de cara”.
La actitud de unos y de otros no ha pillado de sorpresa a la directiva. La celeridad con la que se han desarrollado los acontecimientos, sí. Casado, Husillos y compañía esperaban poder finalizar sin sobresaltos la temporada y, después, tomar la determinación de terminar como fuese la vinculación con el técnico. Aún no se ha hablado con ningún entrenador pero sí se trabaja en la confección de una lista con un perfil muy claro: español o que conozca la Liga, joven y con ambición por hacer carrera, gusto por la pelota, y que sepa trabajar con las limitaciones económicas del club.
Pero la bronca ha sido tal que incluso no se descarta la posibilidad de una reunión entre directivos y el propio Schuster para adelantar la decisión que todas las partes ya conocen y que ya no se siente en el banquillo del Vicente Calderón. El Málaga aún no está matemáticamente salvado, pero se da por hecho, sobre todo por deméritos de los rivales directos. De ahí que la opción de que un entrenador de la casa se haga cargo del equipo en los dos partidos que quedan no esté, ni mucho menos, descartada.
