@Pedromartinper || Efectividad de cara a puerta, contundencia atrás y bajo palos, una circulación lenta y previsible y el cansancio acumulado en las piernas de los internacionales pudieron ser las claves para que el Málaga se volviese a la capital con cero puntos. Además, fue en el Martínez Valero la primera vez que el equipo encaja dos goles en las diez jornadas ligueras.
1. Efectividad: El acierto en el fútbol es fundamental para conseguir la victoria. El Málaga, y en especial Blanco Leschuk, no tuvo fortuna de cara a portería, y eso que el argentino tuvo dos ocasiones ideales para él, pero los colmillos del tiburón no encontraron su presa, a pesar de oler la sangre varias veces. En el primer mano a mano contra Uzoho, definió muy blandito y al centro, facilitando al joven guardameta a atajar el disparo, lo que hubiese supuesto el 0-1 para el Málaga. De haber anotado, otro gallo hubiese cantado. Pero tendría otra más clara si cabe. Fue en el 61 cuando Leschuk consiguió de primeras rematar un buen balón de Juanpi, pero otra vez la figura del portero se impuso para evitar lo que hubiese sido el empate a uno. La fortuna del gol y de la efectividad, no sonrió al Málaga en el Martínez Valero. Uno de los puntos claves para volver a la Costa del Sol de vacío.
2. Contundencia: Una virtud que se convirtió en defecto. La defensa malacitana, como reconoció Luis Hernández tras el choque, cometió errores que anteriormente “se defendían bien”. En el primer gol del Elche, ni Iván en el centro ni la pareja de centrales en la marca estuvieron acertados, una cadena de fallos que desembocó en el gol de Lozano. El segundo, error capital de Munir, donde se quiso anticipar a la jugada olvidándose de su posición entre palos. Pero no solo fueron errores en los goles. El delantero Sory Kaba bregó y superó a Pau y Luis en el choque y en el juego aéreo, una amenaza constante para una defensa más que blanda.
3. Circulación lenta y previsible: Los quince primeros minutos del equipo hacían presagiar una monotonía que duró hasta que el Elche subió una marcha más, a la cual el Málaga nunca llegó. Jugadores como Adrián, Juanpi, Harper u Ontiveros, los cuatro hombres capaces de hacer circular el juego del equipo, necesitaban muchos toques para soltar el balón, haciendo más que fácil el repliegue y las basculaciones de los locales, y eso que venían de encajar ocho goles en dos partidos. Ante el Málaga, ni sufrieron atrás más allá de las dos de Leschuk.
4. Cansancio acumulado: Colosal hasta que la carga física le pasó factura. Alfred N`Diaye realizó una primera mitad donde abarcó todo el centro del campo del Málaga, haciendo el trabajo suyo y de Adrián, que ayer estuvo vagando por el césped ilicitano. Cuando bajó el nivel del senegalés, el Elche entró como quiso por dentro y por fuera de la zaga malacitana. En el caso de Munir, la acumulación de kilómetros y las escasas sesiones de trabajo con el equipo pudieron ser clave para el bajo rendimiento que mostró el marroquí en el día de ayer.