PUNTO AMARGO QUE SABE A MUY POCO (1-1)

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Sadiku se estrenó como goleador / laliga.es

@Pedromartinper | Empate insulso y agridulce por cómo se produjo. Un Málaga que no ha logrado tomarle el pulso aún a la categoría y que arrastra una racha de malos resultados –solo dos puntos en los últimos doce-. Con este punto, los blanquiazules se sitúan, y a falta de que jueguen los rivales más directos, en decimotercera posición.

 

Con novedades y sorpresas en el once titular de Víctor Sánchez del Amo, que salió con una formación a priori defensiva, con tres centrales y un trivote rocoso con Keidi, Boulahroud y Benkhemassa.

 

Empezó el Málaga con mucho atrevimiento, siendo superior con y sin balón al Mirandés, replegado atrás y con la consigna clara de salir al contragolpe. Pero ese dominio en cuanto a posesión se refiere resulto inerte, puesto que los blanquiazules no inquietaron en exceso al guardameta rival. Cierto es que el césped dificultaba las transiciones de los de Martiricos y beneficiaba a los locales, que buscaron centros continuos y balones largos a las espaldas de los defensores.

 

En uno de los saques de esquina que lanzó el Málaga llegó la más clara de una insulsa primera mitad. Boulahroud, que llegó de segunda línea tras pasearse el esférico por el área pequeña, no logró precisar el golpeo hacia la portería y salió por encima del larguero, desaprovechando así la ocasión más peligrosa de los primeros 45 minutos de encuentro.

 

La segunda mitad comenzó mucho mejor que la primera, con la misma posesión de balón, pero con las intenciones de hacer daño al rival, que todavía no había sufrido las acometidas de los blanquiazules. Fue en el 53’, en un córner botado por Benkhemassa, cuando llegó el gol de Sadiku, que remachó de cabeza un envío de Boulahroud tras un previo golpeo que rechazó la defensa local. No podían tener más eficacia los hombres de Víctor Sánchez del Amo. Pero cuando lo más difícil ya estaba hecho, el Málaga lo echó todo a perder.

 

Los andaluces dieron dos pasos atrás, y se percató el conjunto de Anduva, que adelantaron sus líneas de presión y modificaron el sistema para poner en más aprietos al Málaga, y lo consiguieron. Con la salida de Keidi, la medular sufrió en exceso después de no tener tanta contundencia y físico por la marcha del albanés. Fue en una transición rápida del Mirandés cuando llegó el tanto del empate. Merquelanz, que recibió dentro del área después de una lenta cobertura de Lombán, tuvo el tiempo suficiente para conectar un gran zurdazo imposible para Munir.

 

Los últimos minutos fueron de infarto, donde parecía que el 2-1 estaba mucho más cerca que el 1-2, pero los locales no encontraron fortuna con sus llegadas, más incisivas que durante el primer tramo. El Málaga peleó y compitió, pero un equipo que solo dispara una vez a puerta es muy difícil que consiga sumar de tres. Dos puntos de los últimos doce es lo que ha conseguido los boquerones en estas cuatro últimas cuatro jornadas.