@SuarezRMarca | Míchel González, técnico del Málaga, es consciente de que, aunque las matemáticas aún no lo confirmen, la permanencia del equipo blanquiazul en Primera está ya obtenida. "Nos quedan siete jornadas con una salvación más que moral conseguida, por lo que estamos empezando a construir el año que viene. Estos siete partidos se añaden a los treinta y ocho del año de la próxima Liga y no queremos dejar pasar ni un partido, ni un minuto para construir la mentalidad del año próximo".
En ese sentido, el entrenador malaguista seguirá dando oportunidades a todos como ha hecho desde que llegó. "El jugador tiene que dar el 100 % en cada partido, van a participar todos. Tenemos ahora una distancia muy grande en siete jornadas, pero no quiero que eso sea una excusa para decir que ya hemos hecho la temporada. Tenemos que seguir intentando devolver la confianza que la gente había depositado en nosotros y jugar el sábado como si realmente estuviéramos en un serio peligro".
Precisamente, el inminente rival, el Deportivo, es un buen ejemplo de lo que puede suceder si uno se relaja en exceso. "El Deportivo era un equipo que estaba en dificultades, más por los resultados que por el juego, porque el trabajo de Garitano era tan bueno como ahora el de Mel. Tuvieron un repunte importante, pero han vuelto a entrar en una dinámica algo más negativa", ha justificado.
Y es que Míchel es de los que piensa que un entrenador no puede hacer milagros. "La base y la calidad de los jugadores estaba ahí. Ellos han sabido entender y trasladar lo que entrenaban al partido y jugar con esa seguridad y convicción. Cuando hemos conseguido esa manera de concentrarnos, los resultados han sido mejores. Un entrenador no puede hacer cambiar tanto a un equipo".