@SuarezRMarca | En el Málaga de Al Thani, nada se puede dar por sentado. Ni tan siquiera aunque lo diga el propio presidente. Porque lo que un día es blanco para el jeque, al día siguiente, sin razón alguna, se convierte en negro. Pero lo cierto es que, de momento, Míchel sigue teniendo crédito para ocupar el banquillo malacitano.
En otro club, y sin el antecedente tan reciente de la pasada campaña, Míchel ya habría sido destituído. Pero al jeque, tan rápido en ejecutar despidos de altos ejecutivos, es muy reticente a echar entrenadores. Aún recuerdan en el club, y eso que el que hacía y desacía era Ghubn, lo que costó convencerle para cesar a Jesualdo Ferreira, quien terminó llevándose la friolera de 7 millones de euros entre finiquito y comisiones varias. Su aprobación llegó porque la fama de Pellegrini, su sustituto, le gustaba. Como también la de Míchel, pasado glorioso como jugador, para destituir a Marcelo Romero.
Ahora, después de 7 jornadas sin conocer la victoria y habiendo sumado sólo un punto, el choque ante el Leganés se presenta crucial. En el club no han tenido que ratificar a Míchel porque no tienen ese poder. Mas sí le han mostrado su apoyo y convencimiento de que es el entrenador ideal para sacar adelante la difícil papeleta que tiene por delante. De momento, Al Thani no ha dicho esta boca es mía ni ha contactado con nadie de la entidad para anunciar un ultimátum. Aunque tampoco le hace falta. No funciona con planes preestablecidos sino a través de impulsos. Así que habrá que esperar qué ocurre ante el Leganés en la siguiente jornada y con qué pie se levanta. Porque si fuera por los directivos que están en el día a día en La Rosaleda, Míchel, aun perdiendo ante el Leganés continuaría en el Málaga.
