@Pedromartinper | La portería es una posición injusta, quizás la que más dentro de un terreno de juego. Las paradas imposibles no se celebran tanto como los goles, pero cualquier error en dicho lugar deja en evidencia al infractor del fallo. En el encuentro ante el Mirandés, y no es la primera vez que sucede, le tocó la cruz a Munir.
Corría el minuto diez de la segunda mitad, con todavía 1-0 a favor del Málaga, cuando el guardameta marroquí tuvo un calamitoso error que condenó a los blanquiazules. En un balón sencillo y sin aparentes complicaciones, Munir, que tenía el esférico y se posicionaba para despejarlo, se trastabilló hasta tal punto que, sin espacios para enviar la pelota fuera, golpeó en Marcos de Sousa para que este introdujese el cuero al fondo de la red.
Sin comerlo ni beberlo, el Mirandés se encontró con el empate. Sonaron pitos en La Rosaleda recriminando la acción del portero, aunque en seguida se convirtieron en aplausos para no ahondar más en la amargura del ex numantino. No era momentos para inseguridades, mas fueron inevitables para él y el resto de compañeros.
Se consiguió incluso remontar con el gol de Sadiku, pero todo el esfuerzo se volvió en vano cuando Merquelanz puso las tablas de penalti a causa de otro fallo propio, en este caso de Juankar. El caso es que los aficionados blanquiazules están acostumbrándose a ver errar a su portero, y eso es una mala señal. Los fantasmas de la eliminatoria de los Playoffs contra el Deportivo siguen rondando en la cabeza del marroquí, que se hundió en lamentos después de su pifia. Aún así, sigue teniendo la confianza del vestuario y cuerpo técnico.
Pellicer no le quiso dar importancia a lo sucedido en sala de prensa, donde apoyó al portero internacional: "Tiene todo el apoyo del equipo y club, es una posición tan especifica que se nota mucho el gol, reponerse al error es lo importante. Los protagonistas son ellos. Cuando se comete un error es cuando se aprende de verdad, hay que pasar página porque es fundamental para nosotros”.