@SuarezRMarca | Tres meses sin ganar a domicilio, dos derrotas consecutivas y un juego ramplón y tacaño habían hecho cundir el pesimismo en el malaguismo. Pero no hay nada como un triunfo de relumbrón para volver a recuperar la sonrisa. La misma que tuvieron, sobre todo, cuatro jugadores del Málaga después del partido en Son Moix. Para ellos fue una demostración de fortaleza.
El primero que se reivindicó fue Jack Harper. El fuengiroleño sólo ha tardado dos encuentros tras su reaparición en ver portería. Se aprovechó del mal despeje de Parera tras el cabezazo de Adrián al larguero para inaugurar el marcador en Son Moix y anotar su tercer gol de la temporada. Su trabajo de desgaste en la presión y sus continuos apoyos entre líneas son muy valorados por el entrenador. Más aún cuando Koné está lesionado y Héctor se ve con pie y medio fuera del equipo.
Así estaba Cifu en verano, incluso a pesar de sus buenas actuaciones y gran estado de forma. Siempre lo ha tenido el granadino más difícil que nadie para hacerse un hueco en la plantilla. Pero el lateral, que sufrió en tareas defensivas con Lago Junior y las subidas de Sastre, encontró la recompensa a su esfuerzo e implicación creyendo más que nadie en un contragolpe que daría la tan necesaria victoria a los suyos. Fue el premio a la constancia para un currante al que nadie regala nada.
Si el triunfo se hizo realidad, además de por los goles de Harper y de Cifu, fue por las intervenciones de Munir. El marroquí, decisivo en la parte inicial del campeonato, parecía haber perdido su esencia, recuperada en Palma. Sus paradas evitaron goles del Mallorca que casi se celebraban en las gradas. Del posible 2-1 se pasó en medio minuto al definitivo 1-2.
Y el cuarto en discordia no fue otro que Dani Pacheco. El pizarreño y Muñiz charlaron el miércoles durante más de media hora tras el entrenamiento. Vaya si sirvió la conversación. Es el jugador con más clase y talento del equipo y apenas había aparecido con cuentagotas. Pero destapó el tarro de su magia en Son Moix y con ello el Málaga se apuntó el triunfo. Fue él quien botó el córner que acabó en el gol de Harper y fue él quien condujo magistralmente la contra que cerró Cifu. Su despliegue físico no se le había visto hasta ahora, pero encontró además pulmones para desequilibrar al rival y echarse al equipo a su espalda.