@Carloshernando_ | Es de conocimiento público la pésima temporada de Málaga y Valencia este año y más aun con las altas expectativas que se crearon antes de la competición observando los nombres de ambas plantillas.
La prueba de ello es la cantidad de entrenadores que han desfilado por Mestalla y La Rosaleda, siendo solo superados por el Granada e igualados por el Osasuna. Pako Ayestarán comenzó su andadura por la capital del Turia aunque no fue tan duradera como él quiso. Su etapa fue efímera y pírrica con cuatro derrotas en cuatro partidos, encajando diez goles en cuatro partidos.
Voro lo sustituyó en los banquillos mientras la dirección deportiva buscaba un nuevo técnico. La esperanza che reposaba en Prandelli, mientras que por tierras malagueñas el crédito de Juande Ramos se agotaba jornada tras jornada. Diversos problemas con la directiva, con ciertos fichajes y con la mala dinámica de resultados acabaron provocando la salida de ambos técnicos.
Por Martiricos llegó el Gato Romero. Afición, directiva y jugadores veían en el uruguayo esa garra que le faltaba al equipo dentro del campo, pero finalmente su falta de experiencia e incluso la mala suerte en ciertos partidos acabaron con una paupérrima cifra de cinco puntos sobre treinta posibles.
Ahora parece que la volatilidad de estos banquillos se ha apaciguado con la llegada de Míchel y la segunda etapa de Voro por Mestalla, otorgando a los suyos una idea de juego y una identidad que se ha traducido en buenos resultados, alcanzando el equipo che la cifra de 40 puntos, mientras que los blanquiazules ven cada jornada más lejos los puestos de descenso.
Míchel y Voro. Sus etapas han comenzando hace muy poco tiempo y esperan prolongarlas toda la temporada que viene y nutrir a los suyos de todos los conocimientos que poseen y que necesitan para alcanzar buenos resultados.
