@SuarezRMarca | El Málaga lleva un mes planificando la próxima temporada en Segunda división. Aunque matemáticamente aún sea posible la salvación, la realidad es la que manda y parece misión imposible conseguir el milagro de remontar trece puntos en nueve partidos. De ahí que todos los frentes del club estén centrados en asumir cuanto antes una situación que va a dejar un agujero económico importante en la entidad, fundamentalmente por la bajada de ingresos por los derechos televisivos.
La Dirección Deportiva es consciente de que no se puede mantener la masa salarial de una plantilla que, además, a nivel competitivo, ha demostrado no estar preparada para jugar al máximo nivel. Y aunque haya diez futbolistas cedidos que no van a continuar, más otro como Chory que no renovará, el Málaga tiene a 27 jugadores con contrato en vigor -once de ellos, a préstamo en otros equipos-.
Todos, salvo Ricca, Juanpi Añor y Michael Santos, tienen una cláusula en su contrato por la que, en caso de descenso, se reducen su ficha a la mitad. Pero aun así, esos salarios se sitúan muy por encima de la media de Segunda, hasta el punto de que son totalmente inasumibles.
El coste de la actual plantilla, tal y como está presupuestado en esta campaña 17/18, asciende a 31,79 millones de euros. Y si bien desaparecerán fichas que superan los dos millones brutos -como los de Roberto o Chory Castro- o incluso los tres -como Borja Bastón-, hay otros que seguirán, incluso con la rebaja contractual, por encima del millón de euros, casos de Rosales o Luis Hernández, que renovaron hace unos meses.
Todos los miembros del conjunto blanquiazul están, por tanto, con el cartel de transferibles. La intención no es malvender a nadie, pero entre que su valor de mercado ha disminuido y que los clubes saben de las urgencias económicas de los malacitanos, se antoja complicado lograr beneficios interesantes por traspasos. Así que Husillos y su equipo están preparados para largas negociaciones veraniegas con futbolistas que no encuentren salida pero tampoco tengan cabida en la próxima plantilla.
Hacen falta muchos refuerzos, se recuperarán algunos jugadores que han rendido a buen nivel en sus cesiones, pero la limpia en el vestuario ha de ser casi absoluta, tanto por economía como por criterios deportivos.
