@JuanjeFernandez || El equipo malaguista atraviesa el momento más crítico de la temporada. Los blanquiazules tienen abierto un frente principal, el de la Liga, donde marchan decimoséptimos empatados a puntos con Las Palmas y a tan solo dos del penúltimo y el colista, Granada y Levante, que tienen siete puntos. Pero no es el único frente al que tienen que plantar cara en Martiricos. La inestabilidad extradeportiva del club, el mercado invernal, la Academia, las renovaciones de algunos jugadores y los pitos de la afición a la directiva, son las demás aristas del problema. Un puzzle de muchas piezas que, evidentemente, puede acrecentar las dificultades que viven los malaguistas.
La inestabilidad viene desde hace años. La compra de Al-Thani solo trajo dos temporadas de tranquilidad y tres de condena. Entiéndase condena por el sufrimiento mensual al que son obligados a pasar los aficionados blanquiazules. Venta de los principales activos del club, amenazas de descenso por impagos, denuncias de futbolistas y clubes por deudas, sanciones europeas, posibles ventas del club. No hay un mes en el que no haya alguna tormenta tropical sobrevolando las oficinas de La Rosaleda. Una gestión excelente, según unos pocos, y nefasta, según la inmensa mayoría. La Academia es otro de esos puntos que tiene distraído al club, en el aspecto negativo, claro está. Los blanquiazules iban a comenzar las obras en septiembre, pero la realidad es que dos meses después nadie sabe nada de Arraijanal y su construcción.
Las renovaciones, aunque es pronto, es otro de los puntos calientes de cada temporada. El club malaguista ha aparcado de momento el tema tras no llegar a un acuerdo rápido con los jugadores en la primera toma de contacto realizada. Tissone, Angeleri, Duda, Boka, Weligton y otros asuntos como las cesiones o las opciones de compra. El equipo de Martiricos parará de momento la cuestión ante la crisis en la dirección deportiva que se avecina. Con la marcha de Husillos a la vuelta de la esquina y el vacío de poder que generará la salida del argentino, sumada a la ausencia de Manel Casanova con los canteranos, las renovaciones serán otro quebradero de cabeza.
Todo esto ha provocado malestar entre la afición que ha sabido mirar para otro lado durante mucho tiempo. Conocedora de toda la realidad, los malos resultados han afectado negativamente a los espectadores de La Rosaleda. El templo blanquiazul ha bajado en asistencia y en los últimos dos partidos en casa se pudieron escuchar gritos contra el dueño y la directiva independientemente del resultado que reflejara el electrónico.