@SuarezRMarca | "Ya veremos dónde estamos cuando queden diez jornadas y qué objetivo tendremos entonces". Esas palabras tienen dueños. Son los entrenadores de cualquier equipo de cualquier competición regular, entre ellos, por supuesto, un Muñiz que siempre se había puesto esta recta final como clave para ver las opciones de luchar por el ascenso directo, sólo por las eliminatorias o bien para pasarla sin pena ni gloria.
Y está claro que con muchos sobresaltos, pero el Málaga ha conseguido lo que se propuso a principios de temporada. Llegar en la zona noble y dependiendo de sí mismo para poder ascender. Claro que lo hace sin apenas colchón. El que sí tiene Osasuna y, en menor medida, el Granada. Enfrentarse a estos con sólo tres puntos de diferencia lo hubieran firmado muchos, especialmente si nos fijamos en cómo se ha desarrollado este último trimestre con tantos errores en casa como buenos resultados a domicilio.
No puede decir lo mismo, por ejemplo, otro de los que descendió junto al Málaga y al Deportivo. Las Palmas ha decepcionado a propios y a extraños, va por su tercer entrenador y hasta el presidente ha criticado públicamente a sus jugadores, tachándoles de jugar sin ambición ni amor propio.
Quedan aún muchos puntos en juego, 30, como para hablar de finales jornada sí y jornada también. Pero desde luego sí que son trascendentales, unas más que otras. Para el Málaga, en concreto, este sábado, es vital porque una derrota complicaría mucho las cosas de cara al ascenso directo. Aún sería posible, claro, si bien el Granada tendría que fallar ya en tres de los nueve encuentros que le quedarían.