@SuarezRMarca | Jony fue el fichaje que más ilusión despertó en el malaguismo este verano. Así lo indicaban varias encuestas, incluída una en esta web. El haber cerrado su incorporación tan pronto, y además a coste cero, se consideró un gran éxito deportivo y de gestión del director deportivo, Francesc Arnau.
Y aunque en las primeras semanas le costó más de la cuenta, pronto encontró su ritmo y terminó ganando el pulso a Chory Castro como titular de la banda izquierda. Suya fue, por ejemplo, la primera asistencia de la temporada para que Juanpi estrenase el balance goleador de La Liga. Sin embargo, quizás por algún problema muscular sufrido, su nivel no subió. Es más, empezó a ser demasiado irregular. Tanto, que Juande le dio banquillazo e incluso gradazo.
Lejos de caer en el desánimo, Jony, un jugador que se hace querer en el vestuario, recuperó la titularidad, se estrenó como goleador blanquiazul y se mantuvo en el once en el encuentro más especial para él, el del Sporting. Su sustitución en la primera parte le sentó tan mal que no pudo reprimir su malestar públicamente.
Un hecho que le costó una reprimenda interna y que le ha mantenido fuera del césped varios partidos… hasta que llegó el estreno en la Copa del Rey. Allí Juande le perdonó y le concedió una nueva oportunidad para demostrar que sigue siendo el mismo e incansable Jony de la pasada temporada. Pero su actuación ante el Córdoba fue pésima. En ningún momento encontró su punto en ataque y ni se le vio ayudar a Juankar en tareas defensivas. Nulo ofensiva y defensivamente, incluso hubo momentos en los que desapareció del choque.
Aguantó los 90 minutos, pero no parece, por el nivel mostrado, que esté ahora mismo en disposición de disputarle el puesto a Chory o a Ontiveros. Seguro que llegarán momentos mejores a lo largo de la temporada. Pero, mientras tanto, ha pasado de ilusionante a decepcionante.