@Carloshernando_ | El suplicio de la temporada terminó tras 38 jornadas de castigo dentro de los terrenos de juego con un fútbol más que mediocre y que llevaría al equipo al lugar donde ha concluido su experiencia en Primera, colista y con el peor registro de puntos que se conoce, superando incluso a los números de Manolo Hierro con sus 24 unidades.
La responsabiidad de este curso se reparte entre numerosos culpables: desde la presidencia de Al Thani disfrazado de director deportivo a través de Twitter y a miles y miles de kilómetros, pasando por ambos responsables de la plantilla como son Husillos y Arnau, e incluso Míchel y José González, hasta los propios jugadores, que son los que finalmente tienen que defender el escudo y representar a una afición que ha sufrido en cada choque con su rendimiento.
En cuanto a ellos, volvió a aparecer sobre Martiricos la opción de la cesión, una fórmula característica del Málaga y que trajo consigo a futbolistas que, tras el campeonato, han demostrado su grado de compromiso, siendo este completamente nulo. A diez días para que finalice su contrato con el club de la Costa del Sol, el pomo de la puerta de salida ya comienza a moverse.
La mayor decepción de este año fue Borja Bastón. Todos recordaban sus números en el Eibar y su buen entendimiento con Keko, pero su trabajo en los entrenamientos, su parsimonia y su pasividad en el verde le llevaron a escuchar el sonido del viento cada vez que se vestía de corto si es que iba convocado. La esperanza goleadora acabó con dos tantos. El resto lo dice todo.
Peñaranda sirvió para poco. Alternó algunos partidos en los que levantó a algunos aficionados de sus asientos, pero no superó la barrera del espejismo. Acusado por las lesiones, continúa en Madrid recuperándose y sin saber que sucederá con su futuro, aunque la hinchada lo quiere lejos después de no haber marcado un solo gol después de un año y medio.
El mundialista Ideye Brown. Esas fueron las palabras de su agente en su llegada al aeropuerto de Málaga y ahí se quedaron, pero en la puerta de salida, justo por donde irá el y sus esperanzas para ir a Rusia. Un delantero que nunca perjudicó tanto a su equipo en la defensa de los córners y que desde enero solo sumó una diana para un club con una necesidad inmensa en ese momento.
Samu, cómodo en casa. Se necesitaban jugadores de la casa para revivir a un equipo sin alma y Samu no respondió a nada. Ni de titular ni suplente, el malagueño demostró que no tenía nivel para Primera División y que el paso a Rusia fue siempre hacia atrás. También le afectaron las lesiones en su pie, motivo de su discontinuidad. Su futuro tendrá que resolverse en este verano, ya que la compra era obligada en caso de permanencia.
Success, un fichaje de peso. Cuando llegó, nadie le conoció. Con 15 kilos de más, el nigeriano tuvo que perder todo aquello que le sobraba mientras el Málaga continuaba sangrando. Sin duda, una de las mayores pifias que se recuerda de la dirección deportiva a pesar de haber cuajado dos partidos medianamente buenos a final de temporada, momento donde parecía que cogía el ritmo y aguantaba su fondo, que antes se extendía hasta el 60'.
Bueno… solo tiene el apellido. Entrenaba con el filial del Oporto y aquí demostró por qué. Pocas veces se vio a un jugador con tan poca intensidad por estar en Primera División. A su favor cuenta que el esquema de José González no le daba cabida, pero en sus minutos decepcionó una y otra vez con ese trote cochinero y su asiento privilegiado en el centro del campo.
Kuzmanovic, el community manager. El centrocampista se lo ha pasado bomba en esta temporada al menos fuera de los terrenos de juego. Con solo un móvil, el serbio ya era feliz colgando 'stories' y sin atender las necesidades del equipo y de sus compañeros, desconfiando incluso de los servicios médicos al solicitar segundas y terceras opiniones para justificar su nulo rendimiento.
Rolan, el pichichi. Hacía tiempo que nadie se iba con el título de máximo anotador con solo cinco goles. Las lesiones volvieron a impedirle estar a su mejor nivel, pero siempre aportó algo diferente al equipo en ataque. Puede que se le vea el próximo año en Segunda y de blanquiazul, aunque con la camiseta del Deportivo.
Roberto, la excepción. En un equipo que hacía aguas y en una defensa que era una amiga de cualquier rival, Roberto salvó más de una vez del ridículo a un Málaga que soñaba con este guardameta para un proyecto de largo plazo en Primera División. Tuvo alguna que otra cantada, también normal cuando te llegan infinitas veces en cada choque.
Los cedidos fueron un pozo sin fondo en su gran mayoría, aunque tampoco se salvan los jugadores con contrato que participaron este año, así como otros que salieron cedidos, como es el caso de Cecchini, Jony, Ontiveros o Cifu. Vayan abriendo la puerta y ciérrenla al salir.