@SuarezRMarca | Ser el invitado obligado que nadie quiere ver de una fiesta en la que todo está preparado para el disfrute y el goce del anfitrión y sus colegas no es el mejor plan, desde luego. Corres el riesgo no sólo de que todos te den de lado sino de que, para más inri, encima hasta te pongan en el centro de la sala para ridiculizarte. Y puede darse el caso de que hasta te resulte gracioso, se te pase el corte e intentes integrarte. Pero eso sólo será un espejismo cruel porque en cuanto te confíes te darán la patada.
El escenario de esa fiesta fue el Benito Villamarín. Un lustro hacía que el Betis no celebraba una clasificación europea. Y lo logró a costa de un enemigo íntimo como el Málaga. Al menos no hicieron leña del árbol caído, se olvidaron del convidado de piedra en su celebración y disfrutaron de lo lindo su pase a competición continental. Mientras tanto, con la cabeza agachada como tantas veces este año, los blanquiazules abandonaban el terreno de juego de Heliópolis.
Es lo que tiene un equipo tocado por la varita de los dioses que agita un valiente como Quique Setién. Que sin ser mejor que el contrario gana partidos porque de calidad va sobrado. El gol de Fabián es de talento. Amague con el pase, recorte para pillar a contrapie a Miquel y zurdazo de rosca al palo de Roberto desde la frontal. Y aunque no fuera la noche del propio centrocampista ni la de Joaquín ni la de tantos otros verdiblancos, tampoco hizo falta más para doblegar a los de José González. ¿Para qué si juega Rosales?
Lo del venezolano es para comer aparte. Duele verle con el brazalete de capitán con el lamentable nivel mostrado esta campaña. Pero cuando parecía imposible empeorar, ahí estaba el vinotinto con complejo de Papá Noel para hacer regalos. A Durmisi le dio la vida. Y, de paso, al Betis. Con 0-1 tras el extraordinario gol de En-Nesyri -hay que ver lo que ha mejorado en definición-, Rosales controló un balón en el área pero decidió al instante que lo iba a dejar suelto para que el lateral zurdo lo cogiese mientras él se giraba para no verlo. El resultado, empate de los sevillanos.
A partir de ahí, y aunque el Málaga tuvo ciertos minutos de desajuste, los de José González, con una inédita defensa de tres centrales y dos carrileros, volvieron a dominar tácticamente al rival. Cierto que Barragán ya había estrellado antes un balón en el larguero, pero Roberto apenas tuvo más trabajo. Al contrario, En-Nesyri seguía siendo un incordio, Success estaba enchufadísimo y Lestienne mostraba un despliegue físico nunca antes visto.
Tras el descanso, el esfuerzo físico empezó a pasar factura mientras el Betis se resacía. Los de Setién no combinaban como en otros encuentros, pero a pesar de la amenaza de algún contragolpe malacitano, la sensación era que los locales empezaban a ganar metros y metros. No mordían pero ya enseñaban sus fauces… hasta que llegó el tanto de Fabián y ahí se acabó el encuentro.
José tardó un mundo en refrescar sus filas, pero el esfuerzo ya fue baldío. Tantas veces hemos visto este guión que todos sabíamos que la remontada o el empate eran un quimera. Como así fue. Con el pitido final, el beticismo se olvidó de rivalidades regionales y se centró en disfrutar con los suyos del éxito europeo mientras el Málaga agachaba la cabeza y caminaba con una nueva derrota en el saco de una temporada horrible y lamentable.
BETIS: Pedro López; Mandi, Jordi Amat (Tello, 80'), Junior; Barragán, Javi García, Fabián, Boudebouz (Loren, 55'), Durmisi; Joaquín (Guardado, 67'), Sanabria.
MÁLAGA: Roberto; Rosales, Luis Hernández, Ignasi Miquel, Diego González, Lestienne (Samu García, 87'); Success (Ideye, 76'), Lacen, Adrián; Rolan (Bueno, 82'), En-Nesyri.
GOLES:
0-1, min. 17: Success conecta con En-Nesyri en campo abierto, el marroquí gana la carrera y la posición a los centrales para plantarse ante Pedro y batirle con una buena definición.
1-1, min. 25: Rosales controla el balón en su área, pero se despista y lo deja incomprensiblemente suelto para que Durmisi marque a placer ante Roberto.
2-1, min. 72: Fabián recibe la pelota en la frontal del área, amaga con el pase, rompe a Miquel para hacerse hueco, disparar con su zurda y colocar el balón en el palo derecho de Roberto.