@JuanjeFernandez || El banquillo no ayudó al Málaga contra el Lugo. El equipo malaguista vio como en el minuto 102 de partido, es decir, en el dichoso minuto doce de un descuento maldito e fundado en la lesión de Pescador Hernández, el asistente de De la Fuente Ramos. Cada cambio que fue realizando Víctor Sánchez del Amo fue empeorando el juego de un equipo que acabó perdiendo dos puntos después haber tenido ocasiones suficientes como para sentenciar el encuentro antes de que llegara el fatídico final para los blanquiazules. El propio entrenador se apresuraba a explicar el por qué de las sustituciones antes incluso de que le preguntaran los medios.
El primer cambio fue la entrada de Benkhemassa. El argelino sustituyó a un cansado Pacheco cuya energía se había agotado ya minutos atrás. El centrocampista no estuvo especialmente mal, pero “la solidez” que el entrenador pretendía encontrar con su salida al terreno de juego no llegó. Keidi empezó a estar desbordado compartiendo medular con él y con Adrián González que lleva semanas jugando tocado. El Lugo empezó a llegar con más frecuencia a la frontal malaguista y lejos de ganar enteros, el partido se convirtió en un corre calles donde cualquiera podía meter.
La segunda sustitución fue la de Juankar. El madrileño casi cumple su función de revulsivo pero su entrada dio nervio a un partido que pedía tranquilizantes. El Málaga no tuvo más la pelota con su aparición sino que el partido ganó en velocidad, algo que perjudicaba claramente al que ya tenía la ventaja en el marcador. El último cambio sorprendió a todos. Adrián ya no podía más y el elegido por Víctor para la mediapunta fue Boulahroud. El marroquí no la olió y el equipo acabó replegado en lugar de llegando al campo rival. La clave quizás estuvo en retirar a Sadiku. El técnico malaguista lo alegó a su tarjeta, pero retirar la referencia de ataque dio manga ancha a los centrales gallegos que acabaron en campo rival.