@CesarRadioMARCA | 13 de marzo de 2013. El Málaga se presentaba a la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones con un 1-0 adverso tras haber completado en Do Dragao uno de sus peores partidos de la temporada. Mantenerse vivo en la eliminatoria fue casi un milagro, pero los de Pellegrini aguantaron finalmente sin encajar más tantos y la dejaron abierta para soñar con la remontada en La Rosaleda.
Y así fue cuando después de mucho nerviosismo, con un Málaga que intentaba imponer su calidad técnica y con un Oporto demasiado agresivo, apareció la figura de Isco con la especialidad de la casa, un tiro desde fuera del área con rosca al palo contrario al que solía apuntar. Era el minuto 42 y la eliminatoria ya estaba igualada.
Tras el descanso llegaría la rápida expulsión de Defour tras una fea entrada sobre Joaquín que le costó la segunda amarilla. Ahí se acabó el Oporto y empezó el dominio sin respiro de un Málaga que vio recompensado su titánico esfuerzo a 13 minutos para el final con el tanto del recién incorporado Roque Santa Cruz. El gol del paraguayo hizo justicia, desbordando la alegría en una Rosaleda que lloraba henchida de emoción.
Ya sabemos después lo que sucedió con el robo en Dortmund, pero el 13 de marzo nadie nos lo arrebatará nunca como la noche más gloriosa de aquel histórico Málaga de Champions.
