@Pedromartinper | Castigados en exceso por la mínima. El Málaga CF, con la derrota del pasado viernes por 1-0 ante la Ponferradina en El Toralín, ya suma seis tropiezos en las 14 jornadas de liga que se han disputados hasta el momento, o lo que es lo mismo, el doble de partidos perdidos que ganados. Y de ahí la posición en la tabla.
Sin embargo, y a pesar de rondar los puestos de descenso -caería a dichas posiciones si los equipos que están por debajo ganan sus particulares encuentros- el Málaga no es un equipo fácil de doblegar, ni mucho menos. La única excepción llegó ante el Huesca, donde se lució la peor versión hasta día de hoy. El resto de rivales han tenido que sudar la gota gorda para llevarse los tres puntos ante los de Víctor Sánchez del Amo.
Los de Martiricos son, junto al Huesca, los dos equipos que más han perdido por 1-0, lo que refleja dos dificultades muy claras: hacer gol y que te hagan gol. Irónico parece resaltar a una zaga de un conjunto que roza el pozo de la Segunda División, pero de no ser por la línea de atrás, el Málaga no sabría lo que es ganar. Este unocerismo adverso -el cual fue un antídoto en la era Muñiz- hoy es la enfermedad de un club que está probando de su propia medicina.
Un total de cuatro clubes (Ponferradina, Girona, Albacete y Almería) le arrebataron los puntos a los malagueños con sólo un gol, lo que acrecienta la incapacidad anotadora de los Sadiku, Adrián, Renato y compañía. Ante la Ponfe sólo se consiguió inquietar al guardameta rival en dos ocasiones durante los 93 minutos de juego, y si extrapolamos la cifra que dicta que los blanquiazules marcan 0'79 goles por partido, se hace imposible soñar con ganar partidos sin sufrir a pesar de que el equipo haya competido en todos sus enfrentamientos.