@SuarezRMarca | El Málaga ya tiene a su gran fichaje de otoño. Cinco meses después de jugar su último partido oficial, tres después de pasar otra vez por el quirófano, y tres semanas después de empezar a entrenar con sus compañeros, al fin hoy regresa Ignacio Camacho. No está al 100 %, lógico, pero ni siquiera la falta de confirmación por parte del entrenador de si será titular o no, ha restado un mínimo de ilusión al malaguismo, ansioso por volver a ver sobre el césped a un futbolista indispensable.
Si Gracia no se inventa una solución táctica innovadora y nunca antes probada, Camacho formará junto a su protegido, Pablo Fornals, el centro del campo del Málaga ante el Valencia. Junto a ellos, la solidez defensiva empezará con el indiscutible Kameni, mientras la brillantez ofensiva se completará con el trigoleador Charles. Esa será la columna vertebral que intente derribar los cimientos de Mestalla, golpeados fuertemente por las dudas y las formas de un Nuno al que nadie parece querer por la ciudad del Turia. Si pierde, es más que posible que viva sus últimas horas como técnico che, para felicidad de Negredo, fuera de la lista por su rajada contra el técnico, y de algunos más.
Con la caña de pescar, por tanto, comparecerán los blanquiazules, confiando además en la estrategia del entrenador que mejor prepara los partidos ante los grandes para acabar con el mal fario en un estadio en el que nunca ha ganado, en muchas ocasiones, por los robos arbitrales. Pero este año el río está más revuelto que nunca y si son capaces de mantener el olfato goleador mostrado ante la Real Sociedad, la ganancia no será de los pescadores sino de los boquerones.
