@CesarRadioMARCA | El traspaso de Antunes al Dynamo de Kiev no ha sido una simple operación más de compra-venta en el mundo del fútbol entre dos clubes. En una negociación internacional suelen aparecer personajes extraños, gente de confianza de una de las partes y que quiere sacar tajada del fichaje. Pero, a veces, ocurre que esos intermediarios llegan sin que nadie les haya llamado.
Es lo que ha sucedido con este traspaso cuando, en mitad de las conversaciones, ha salido de la nada Rafi Epstein, un agente FIFA israelí que, sabedor de la negociación, ha querido convencer a los directivos del Málaga de que actuaba como interlocutor válido del Dynamo de Kiev. Como quiera que Casado y Novo ya habían conversado con los ucranianos, se han dado cuenta del fraude de Epstein y han rechazado su intermediación. La respuesta de este ha sido la de insultar a los directivos blanquiazules vía whatsup y amenazarles con que "algún día nos encontraremos".
Mientras esto ocurría, el otro frente abierto en la negociación era la presión del propio Antunes por ser traspasado. Aunque había renovado en diciembre hasta 2019, las cantidades que el Dynamo de Kiev le había puesto sobre la mesa eran tan altas que el portugués no dudó, el mismo día en el que se jugaba la vuelta de la Copa en San Mamés, en presionar al Málaga para ser vendido. No es, desde luego, la mejor situación para preparar un partido trascendental como aquel.
Por todo ello, y a pesar de haberse quedado sólo con Boka como lateral izquierdo, más el apoyo de Torres, en el Málaga están muy satisfechos por haber vendido a Antunes por 6 millones de euros más otros 2 en variables. Un dinero que se podrá invertir en pagar los 3`5 millones fijados por Amrabat, además de llegar sin problemas hasta final de temporada.