@SuarezRMarca | Todos esperábamos a Sergio Llull, el artífice del triunfo del Real Madrid en el estreno de las semis. Y apareció durante los primeros diez minutos. 10 puntos del menorquín, anotados con facilidad a pesar de las artimañas defensivas que Plaza puso en liza para minimizar su potencial. Pero nadie podía esperar al que de verdad fue el monstruo que se comió enterito y sin masticar al Unicaja, que no fue otro que Jaycee Carroll.
El de Utah se fue de vacío el miércoles y un anotador compulsivo como él no puede permitirse semejante afrenta. Fue un segundo cuarto para el disfrute del espectador madridista o neutral, así como un infierno para los aficionados del Unicaja. La exhibición de Carroll fue de las de época, de las de emitir en cualquier vídeo didáctico. Al más puro estilo NBA, Carroll convirtió en triple todo lo que tocó. Daba igual que lanzase desde el 6'75, desde su casa, con los ojos cerrados o de espaldas. Lo iba a meter todo para irse al descanso con 21 puntos en su cuenta y tras haber finiquitado el encuentro. En tan sólo 10'46" sobre la cancha, el 'raza blanca tirador' logró un 6/7 en triples, los cuatro últimos en el minuto y sin fallo. Y, claro, el WiZink Center se puso en pie para despedir al héroe de la noche, que aún tendría tiempo y ganas para sellar su actuación con 8 puntos más y llegar a los 29.
Y mientras Carroll subía a los altares blancos, el Unicaja bajaba la cabeza de camino al vestuario viéndose tan inferior a su rival y con la vergüenza de firmar un 2/13 desde el perímetro que no mejoraría en absoluto tras el descanso. Y es que a pesar de la 'plazina', que seguro que existió, sus jugadores ya salieron sin energía y sin ánimo, esperando que el marrón pasara lo antes posible.
Pero no pasó porque la diferencia llegó a ser de 32 puntos. Eso permitió que Llull e incluso Carroll estuvieran muchos minutos en en el banquillo. Lo único que podía hacer el cuadro cajista, además de mirar el electrónico para ver cuánto faltaba, era darle minutos a jugadores que necesitan confianza y rodaje, como Fogg o Musli. Más valía no arriesgar lo más mínimo sabiendo que el partido ya estaba perdido y que el domingo se inicia nuevamente el choque 0-0.
Así que la recta final no contaba para demasiado. Sólo para ver si el Madrid llegaba a los 100 puntos, que lo hizo, y por si aparecía alguien en los malagueños para maquillar el resultado o sus números. Ese fue Fogg, que sumó 12 puntos que serán muy necesarios el domingo, una final para el Unicaja.