@SuarezRMarca | Mucho trabajo por hacer aún tiene este Unicaja si quiere competir de tú a tú contra los grandes de la ACB y de la Eurocup. La pérdida de talento en el lanzamiento exterior se dejó notar y mucho (28%) y sólo la fe y una excesiva relajación en el último minuto y medio del Manresa hizo que se pudiera soñar con la victoria. Pero esta fue a parar a los de Pedro Martínez.
Y es que el Manresa demostró estar más rodado después de siete semanas de pretemporada con su plantilla al completo y tener las ideas más claras de cómo frenar a su adversario. Con una defensa muy efectiva en la que se cerraban los espacios a sabiendas de la superioridad física interior del Unicaja, los de Pedro Martínez obligaban a lanzamientos exteriores no siempre bien seleccionados.
Así fueron manejando una ligera ventaja que en ataque, de la mano de Ferrari, se hacía más evidente, siendo pacientes para hacer circular el balón y para llevarse el primer parcial por 20-14.
No fue tampoco cómodo para los malagueños el inicio del segundo acto, con la intimidación de Sakho y sus tapones, los rebotes de Pere Tomàs y la inteligencia nuevamente de un Ferrari que en el ecuador de este período ya llevaba 5/6 en triples. Así se pusieron los locales con +13 (31-18) a 4 minutos del descanso. Casimiro no encontraba su quinteto ideal, los lanzamientos no entraban (2/11 en triples) y tampoco se cargaba bien el rebote. Sólo los tiros libres permitieron seguir a los malagueños en el partido.
Con 35-24 se reanudó el encuentro. Pero no hubo reacción en los cajistas. El guión era idéntico o incluso peor. Porque Ferrari seguía desatado y no había forma de frenarlo. Dos triples consecutivos del base rompieron el choque (49-31) a 4’03” del final del tercer cuarto. Pero mientras Unicaja anotaba con dificultad o se tenía que conformar con tiros libres, el Manresa seguía acertando desde más allá del 6’75, ahora con Vaulet y Davis, para irse de 23 (58-35) a 1’47”. Un gancho de Gerun y sendos triples de Adams y Avramovic maquillaron el final del acto en un menos sonrojante 58-43.
Ese parcial tuvo cierta influencia en cómo se encararon los últimos diez minutos. Porque la tendencia parecía ahora a favor de los visitantes después de que los anfitriones hubieran tenido el triunfo casi ya en sus manos. Dos triples seguidos de Adams a 8’ dejó la renta en sólo una decena de puntos (63-53). Incluso llegó a soñar con la remontada al ponerse a 8 (70-62) a 4’42”. Pero fue un espejismo porque ni teniendo cuatro opciones en un ataque fueron capaces de anotar. La relajación local en la recta final hizo que aún tuvieran esperanzas (75-69), pero la suerte ya estaba echada. Así respiró el Manresa, que se llevó una merecida victoria ante un Unicaja al que le falta demasiado rodaje para estar ya en competición oficial.