El plato frío con el que se sirve la venganza ha estado en cocina tres meses. En enero, Casimiro fue destituido como entrenador del Unicaja. En abril, al frente del Casademont, ha complicado los playoffs a sus ex tras arrollarlos 78-101 con un baloncesto rápido y ofensivo. Claro que, sin restarle méritos, tampoco hacía falta mucho para ello porque los pupilos de Katsikaris no están para ninguna batalla. La caída del que fue un gigante es de aúpa. Y el Zaragoza, con Wiley y Brussino destacados, se aprovechó para abrir hueco definitivo con la permanencia.
Con ritmo y acierto exterior comenzaron ambos las hostilidades. Thompson, muy discutido, parecía por fin motivado. Ennis, en el lado contrario, también mostraba sus virtudes. Con las defensas haciéndose las remolonas, las acciones se sucedían en rápidas transiciones. ¿Para qué jugar en estático si corriendo se llega antes al aro? Pero esa velocidad trajo consigo algunas precipitaciones de las que salió mejor parado el Casademont, más fino desde el 6,75. Con un triple encorbatado sobre la bocina de Benzing que puso el 16-27 se llegó al final del primer cuarto.
No empezó mejor para los cajistas el segundo acto. Para anotar su primera canasta necesitó de hasta tres rebotes ofensivos. Barreiro, en cambio, lo hacía fácil: llegaba y besaba el santo. Hasta entendible el cabreo de Katsikaris, cuyos gritos -incluso le costaron una técnica- se escucharon hasta en Atenas. Porque los maños dominaban 20-35. Sólo Thomas, que se pelea hasta con el apuntador para capturar rebotes, se salvaba del desastre. Insuficiente para frenar a Wiley y contener una diferencia que no hacía más que aumentar. 20 arriba (26-46) se situaron a 2’20» para el descanso los de un Casimiro que disimulaba su disfrute. Hubo entonces, más orgullo que otra cosa, una pequeña reacción, un 7-0 que abrió las puertas de los vestuarios con 33-46.
E igual de enchufados regresaron los verdes al parquet para ponerse a 10 y con posesión. Pero Díaz firmó un airball y hubo estampida. Aquello se convirtió en un ansioso correcalles con Thompson errando de modo indignante bajo el aro mientras los Harry, Wiley, Brussino y Sulaimon rompían definitivamente el partido (39-63). Lograron una máxima renta de 26 que se quedó para encarar la recta final del choque en dos menos (51-75).
Lo único que quedaba por resolver era si el Casademont remontaría el basket average -63-92 en la primera vuelta-. No se quedó lejos tras un último cuarto en el que su intensidad bajó enteros. Pero tampoco hacía falta exprimirse con el triunfo asegurado y la revancha de Luis Casimiro más que tomada al ganar 78-101. La permanencia ya la tienen en el bolsillo, no como los playoffs que se le complican demasiado al Unicaja.
Ficha técnica
78-Unicaja (16+17+18+27): Thompson (16), Brizuela (12), Díaz (5), Waczysnki (6) y Guerrero (2) -cinco inicial- Fernández (10), Alonso (2), Thomas (10), Sánchez (0), Abromaitis (8), Tamba (0) y Bouteille (7).
101-Casademont Zaragoza (27+19+29+26): Harris (11), Brussino ()16, San Miguel (5), Wiley (24), Ennis (9) -cinco inicial- Sulaimon (7), Justiz (5), Barreiro (13), Fernández (0), Font (0), Benzing (11) y Hlinason (0).
Árbitros: Carlos Cortés, Jorge Martínez y Joaquín García. Expulsaron a Dean Thompson del Unicaja y Robin Benzing del Casademont Zaragoza.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 33 de la Liga Endesa disputado, a puerta cerrada, en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de Málaga.
