@SuarezRMarca | Escogió mal Kuzminskas el día para dejar a los dioses del olimpo baloncestístico y tomarse un descanso con los terrestres. Su mal partido, con decisiones incomprensiblemente precipitadas, sólo se explican desde el prisma de quien se siente tocado por la varita para hacer de todo. Pero enfrente no estaba un cualquiera. Delante se encontró un Laboral Kutxa que ha recuperado su esencia de la mano de Perasovic y de un puñado de buenos jugadores, aún sin formar como equipo, que nunca se fue del encuentro y que terminó llevándose la gloria en el Carpena.
Así que entre las malas decisiones del lituano, las pérdidas de balón de Markovic y Smith -20 entre todo el equipo- y la fe baskonista, el Unicaja terminó despertando del sueño. Quizás, a estas alturas y después del triunfo en Tel Aviv, venga bien una derrota. Lectura positiva. La negativa es que hay algunos jugadores buscando aún su rol. Y, entre todos ellos, el más preocupante es el de Suárez, que ni es 4 ni ya es un 3. En esa indefinición se está perdiendo.
Aun así, el Unicaja dominó durante tres cuartas partes del partido. Y lo hizo gracias a Hendrix, un coloso en los rebotes (9) y que acabó con 12 puntos. Llegó incluso a ganar de 11 puntos en el segundo cuarto e incluso, tras acercarse a 1 el Laboral, de 10 en el tercero. Pero ahí, cuando la defensa aún funcionaba y los tiros imposibles de los vitorianos todavía no entraban, la precipitación permitió la remontada.
Se vistió de héroe Blazic para los suyos con 11 puntos en el último cuarto (15 en total) y con 3 triples, incluido uno a tabla del que todavía el tablero se está quejando. Pero entró. Y aunque los malagueños volvieron a ponerse por delante (66-65) a 2'01", el Baskonia supo jugar mejor esos últimos instantes para llevarse una gran victoria del Martín Carpena (66-72) y, de paso, acabar con la racha de 8 encuentros sin ganar en Málaga.