Hay formas y formas de perder. Hay malas rachas de resultados que pueden ser injustas. Pero lo del Unicaja del último mes y medio es la mayor crisis de la década. Este equipo de Luis Casimiro no hay por dónde pillarlo. Capaz de lo mejor y de lo peor en un mismo encuentro, ha perdido el alma, el status. Ni hay plan de ataque ni mucho menos sabe cómo defender. Los jugadores han empeorado. Las lesiones ya no pueden ser una excusa. Una marioneta en toda regla en manos de cualquier rival.
La derrota ante el Mónaco no ha hecho más que arruinar las opciones de superar el Top16 en la Eurocup. Es la competición del Unicaja. Mejor dicho, es la COMPETICIÓN, así, en mayúscula y negrita. Todo lo que no sea ganarla y volver a la Euroliga es caminar en la mediocridad en un club en el que parece que nunca pasa nada. Algo debería pasar. Y lo menos complicado será echar al entrenador. Porque el presidente ya ha demostrado que no se va a ir, por muy mal que vengan dadas. Y el director deportivo, hombre de la casa, tampoco.
¿Adiós de Casimiro?
Así que Luis Casimiro tiene las horas contadas en su segunda etapa en el club de Los Guindos. La pandemia no le dejó completar lo que iba a camino de ser una más que notable campaña. Con la final de la Copa y el camino expedito en Eurocup hacia la final, todo pintaba de color verde, más que el de los colores de la entidad. Pero la 20/21 se ha complicado de muy mala manera.
Falta músculo, falta dureza y físico para defender, falta mentalidad para superar los obstáculos, falta espíritu, falta todo. Este Unicaja se ha clasificado para la Copa gracias a un favor del Barcelona. Qué casualidad, el mismo rival que espera en cuartos. Y ahora acumula 2 derrotas en otros tantos choques del Top16. O gana los cuatro siguientes, y ojito con el basket average, o se puede despedir de la Eurocup. Es la mayor crisis del Unicaja en la última década. Urge tomar decisiones. Y mejor hoy que mañana.