@SuarezRMarca | Si había alguna opción para continuar con la ilusión viva de meterse entre los ocho mejores de la Euroliga, esa se apagó en Moscú con el palmeo de Gill en el último segundo del encuentro. A pesar de ir dominando durante todo el encuentro en el marcador, el Unicaja no supo jugar la recta final, con un McCallum empeñado en jugársela contra todos, y terminó perdiendo por 68-66.
Y eso que desde el salto inicial, el Unicaja demostró que no iba de farol. Con las importantes ausencias de sus mejores armas ofensivas -Nedovic y Brooks-, Plaza planteó un partido físico, a pocos puntos. Sabiendo que Shved se tiraría hasta las zapatillas de los aficionados, su intención fue la de cansar a la estrella rusa mientras anulaba al resto de compañeros. Y la apuesta salió de escándalo en el primer cuarto. Tres minutos y medio tardaron los de Bartzokas en anotar sus primeros puntos para un total de 9 que sumaron en ese acto. Todos, por supuesto, de Shved.
El Khimki, además, erró sus ocho lanzamientos exteriores. Claro que el Unicaja tampoco estaba para romper el encuentro y sólo anotó uno de ocho -especialmente fallón Salin- en esos primeros diez minutos. De ahí el pírrico 9-11 con el que se inició el segundo cuarto.
Mientras Shved seguía a lo suyo, que era sumar puntos y fallar un triple tras otro, los malagueños empezaron a entonarse en ataque. Bajo la sorprendente dirección de Soluade, que se vació en anular a la estrella local, Waczynski y Shermadini aparecieron para equilibrar el balance de los suyos en ambas canastas y aumentar la renta hasta los 8 (31-39) con los que se llegó al descanso.
El paso por vestuarios sirvió a Anderson para liderar el ataque azul durante los primeros instantes. Pero por muchos esfuerzos que hizo, por muchos rebotes ofensivos que capturaron Thomas y Honeycutt, los locales no sólo no redujeron distancias sino que vieron cómo el Unicaja, con un valiente McCallum en las penetraciones, se puso 10 arriba (42-52) a 3:25 para el final del tercer cuarto.
Apretaron entonces en defensa y lograron reducir la distancia para dejarla en 6 (49-55) de cara al último cuarto.
Esa dinámica negativa para los andaluces se mantuvo en el inicio de ese último acto, donde el Khimki, con Shved y su por entonces 1/10 en triples en el banquillo, igualó el encuentro (55-55) gracias al esfuerzo de Honeycutt y a la ceguera de un Unicaja que se quedó 4’30” sin anotar hasta que Waczynski acertó con dos tiros libres.
Aprovechó entonces Bartzokas para devolver a Shved -17 puntos en la primera mitad, 5 en la segunda- a cancha… y el Unicaja despertó y se volvió a escapar de 6 (57-63). Y aunque Waczynski contrarrestó un triple espectacular de Shved, Honeycutt siguió luchando por él y por sus compañeros para facilitar el empate a 40 segundos del final. La pedrada del alero polaco permitió al Khimki jugarse la victoria en la última jugada, esa en la que Shved tiró un triple a 8 metros y Gill, ganando la posición a Salin, palmeó a un segundo del final para acabar con las ilusiones malagueñas y firmar el definitivo 68-66.
