Este Unicaja se ha especializado en hacer sufrir a los suyos. Mientras sea para ganar partidos, no habrá problemas. Pero o mejora un mundo y elimina de una vez sus habituales desconexiones, o perderá cuando enfrente haya rivales más peligrosos que el Ratiopharm Ulm. A los germanos les ganó 76-81 con un Francis Alonso otra vez sensacional. También Deon Thompson, más que entonado en los dos últimos partidos.
Una vez más, los cajistas pisaron fuerte el acelerador desde el salto inicial. De la mano de Deon Thompson abrió el primer hueco en el electrónico del Ratiopharm Arena (6-13). Una diferencia que se amplió en cuanto Francis Alonso encontró el toque mágico de su muñeca. Con 11-20 tras siete minutos jugados, Lakovic paró el partido para aleccionar a sus jugadores. Y como el buen base que fue marcó las directrices para que Guenther hiciera lo que mejor sabe: anotar. Y también para que los de Casimiro no salieran de una de sus habituales desconexiones. 11-0 de parcial para sellar el primer acto 22-20.
Ese mal rato de los cajistas se alargó tres minutos y medio más del segundo cuarto. No daban pie con bola. Incomprensible la fragilidad mental del equipo. Por fortuna, el Ulm tampoco estuvo fino en esos instantes y el marcador pareció pararse en el tiempo. Hasta que a Osetkowski le dio por ejercer de catalizador y conducir a un +6 (33-27). El Unicaja lo intentaba con algún buen robo de balón de Díaz, incluso haciéndose fuertes en el rebote, pero no terminaban de encontrar la llave hacia el aro. Costó y mucho romper esa mala dinámica. Pero es lo que tiene esta escuadra. Igual que desaparecen, vuelven a enchufarse como si nada, como un microondas. Así, con los tres primeros triples de Brizuela, Wacynski y Bouteille, al descanso se llegó con tablas (41-41).
El paso por vestuarios aminoró aún más el ritmo de acierto. Las defensas se imponían, con Guerrero haciendo de las suyas. Menudo tapón a Osetkowski, de lejos el mejor en los germanos. Desde ahí crecieron los malagueños para dar un nuevo estirón y, sumando de 3 en 3, conseguir una decena de ventaja (47-57) a 3’ del final del cuarto que se quedaron en sólo 5 (57-62) justo antes de enfilar el último y decisivo.
Francis Alonso, de nuevo él, se echó el partido a sus espaldas. Cuando el malagueño se pone on fire es imparable. Y sería pecado no aprovecharlo. Como hacían los de Lakovic con Osetkowski. Bonito duelo. La cosa pintaba bien (63-71). Pero -otra vez el pero- este Unicaja es tan irregular que le cuesta un mundo cerrar los partidos. A 1 se llegaron a poner (76-77) los locales a 50 segundos del final del choque. Por fortuna, Petrucelli y Obst erraron los tiros para firmar la remontada y el Unicaja se llevó una victoria (76-81) que les deja, después de la derrota del Buducnost ante el Mornar, como líderes en solitario del grupo B.