@CesarRadioMARCA | Porque lo llevan demostrando desde que comenzó la serie de semifinales. Porque pusieron contra las cuerdas al mejor equipo de Europa en los dos encuentros en su casa. Porque, de no ser por decisiones arbitrales más que discutidas, la eliminatoria se podría decidir hoy a su favor. Porque la afición ha demostrado que vuelve a estar enganchada con el equipo. Porque ya saben cómo ganarle al Madrid. Porque se lo han ganado ellos mismos con su esfuerzo. Por todas esas razones, esta tarde-noche el Unicaja debe forzar el quinto encuentro.
La exhibición del martes, que no fue paliza porque no quisieron, es complicada de repetir aunque no imposible. Primero, porque no todos los días te va a entrar todo, incluidos ganchos de Urtasun. Segundo, porque el orgullo blanco es tan grande que en su historia no caben dos tropiezos consecutivos tan humillantes. Pero ni una cosa ni otra quitan para que, en un Martín Carpena que por fin colgará el cartel de no hay billetes, el Unicaja sea capaz de derrotar nuevamente al Madrid.
Los de Plaza no han demostrado en ningún momento de la eliminatoria que sean inferiores, todo lo contrario. Siempre han encontrado alternativas al juego de Sergio Rodríguez, Rudy Fernández o Niko Mirotic. Ahí estaban los Granger, Fran Vázquez o Carlos Suárez para contrarrestarles y demostrarles que ellos también saben jugar, y muy bien por cierto, al baloncesto.
La fórmula que no garantiza el triunfo, pero sí te acerca mucho, es la del martes. El encuentro es como si fuera a ser el último de la temporada. La intensidad defensiva debe mantenerse siempre al 100 %. No hay ni un solo segundo, ni uno solo, para relajarse o siquiera para respirar. El que lo tenga que hacer, al banquillo. Y en ataque, a mover bien la pelota, a no complicarse con pases imposibles. La circulación ha de ser fluida pero segura. Más tarde o más temprano, algún resquicio habrá para tirar.
Y luego, por supuesto, hay que sumar que el Unicaja jugará con seis. Ya veremos si el Madrid lo hace con ocho. Pero los locales recibirán el empuje ensordecedor del Carpena. Y eso cuenta. Así que, hoy, como el martes, sí se puede.