@CesarRadioMARCA | Cuando uno lo deja todo para el final suelen pasar estas cosas. Que le ha dado tantas alas al rival que cuando quiere reaccionar ya es demasiado tarde. Y eso es lo que le ocurrió al Unicaja, que se dejó medio liderato de la ACB a la espera de lo que haga mañana en su cancha el Real Madrid. El partido del jueves entre los malagueños y los blancos, si ya de por sí era trascendental, se convierte ahora en una finalísima en toda regla.
Y todo, como decía, porque el Unicaja fue jugando al tran tran y no supo jugar con la ansiedad de los sevillanos, que siguen mirando muy de cerca la zona de descenso. Fue un choque igualado, muy bueno ofensivamente en el primer cuarto, y que perdió calidad en el segundo. Al descanso se llegó con pequeña ventaja local por 48-44.
Se esperaba una reacción de los de Plaza, que había rotado muchísimo en los primeros veinte minutos, quizás protegiendo a los jugadores clave de su equipo. Pero ni Toolson ni Granger se encontraron nunca cómodos, bien sujetos por Radicevic y Berni Rodríguez, respectivamente. La diferencia fue continuamente creciendo ante la pasividad del banquillo, que no reaccionaba ni cuando el Baloncesto Sevilla se marchaba 12 arriba. (68-56).
Fue entonces cuando, con 15 abajo, (71-56), por fin Unicaja se puso a defender, a complicar los ataques estáticos, a cerrar el rebote. Un parcial de 0-10 dio vida a los malagueños. Pero ahí se acabó la gasolina. Porque los de Luis Casimiro sabían lo que se jugaban y no iban a consentir que con la ley del mínimo esfuerzo se llevaran los cajistas el premio de la victoria. Si la querían tendrían que sudar mucho más. Y la verdad es que no lo hicieron. Sin ideas arriba, con permisividad en los rebotes para los brazos largos de Porzingis, el Unicaja perdió y se dejó muchas de las opciones para acabar como líder de la fase regular. Es lo que tiene no ponerse el mono de trabajo antes.