@SuarezRMarca | El Unicaja se ha dejado gran parte de sus aspiraciones de finalizar la fase regular de la Euroliga entre los ocho mejores tras caer derrotado claramente en Milán ante un Armani que apuraba, precisamente, sus últimas opciones de reengancharse a la lucha. Los italianos fueron muy superiores a los de Plaza, incapaces de frenar en defensa las diabluras de Goudelock, Theodore y Kuzminskas.
En el bando malagueño, sólo Nedovic y Augustine aguantaron el tirón anotador de los milaneses, pero cualquier esfuerzo terminó siendo en vano, puesto que la defensa se quedó contemplando la belleza del Duomo de la capital lombarda.
Y eso que todo empezó muy bien, con un 0-4 que apuntaba maneras, con un Brooks muy inspirado. Pero inmediatamente los de Pianigiani le tomaron la medida y le hicieron un traje a los cajistas con un parcial de 12-0. A partir de ahí, exhibición ofensiva en los primeros diez minutos, en los que anotaron la friolera de 31 puntos.
Esa sangría ofensiva se frenó en el segundo cuarto, ganado por el Unicaja aunque dando muestras de endeblez. A pesar de que por momentos parecían controlar el tempo del choque, la realidad es que cada vez que se acercaban en el electrónico volvían a recibir un varapalo en forma de triples de Goudelock.
Con desventaja de 6 arrancó la segunda parte. Había opciones aún, a pesar de la dimisión defensiva, de ganar al Milán. Y así lo entendieron Nedovic y Augustine, quienes firmaron un 0-7 que devolvió la ventaja a los andaluces. Nada más lejos de la realidad, porque entonces emergió la figura de Kuzminskas. El lituano se gustó jugando de falso 4 y midiéndose en un duelo enorme de calidad a un Brooks que llegó a 19 puntos sin fallo. Luego erraría en dos ocasiones en el tiro para quedarse como estaba.
Pero aunque Brooks aguantó el pulso, en el último cuarto fue un querer y no poder. La ventaja nunca bajó lo suficiente como para que el Unicaja pudiera soñar con la victoria. Al contrario, aumentó hasta el definitivo 101-87 con el que también se pierde el basket average. Pero lo que más duele es que la octava posición se podía haber quedado a un solo triunfo de distancia y con el Maccabi con mucho peor calendario. Oportunidad, y de las muy buenas, perdida.