@CesarRadioMARCA | Vibrante, intenso, emocionante, espectacular. Si alguien quiere aficionarse al baloncesto, al buen baloncesto, ya sabe qué partido, y qué eliminatoria, elegir. Porque lo que están ofreciendo Unicaja y Real Madrid es de otra época. Defienden, sí, y mucho. Pero atacan, sobre todo atacan. Y meten canastas. Y se acercan a la centena de puntos. Y hacen vibrar a todos los aficionados.
En esta ocasión, los que gozaron, los que alcanzaron el éxtasis fueron los malagueños. El Martín Carpena no se llenó pero como si lo hubiera hecho. Rugió como hacía años, presionó como si hubiera 20000 almas en la cancha, metió canastas como un MVP. Si a eso le añadimos la intensidad, la fuerza, el acierto en ambas zonas de los de Plaza, la fórmula es perfecta para conseguir la victoria.
Lo hizo de 13 puntos pero porque el Madrid maquilló el resultado en los últimos tres minutos. Antes de la lógica relajación del Unicaja la diferencia llegó a ser de 26. Brutal la exhibición malagueña que barrió de la cancha al campeón de Liga y máximo favorito al título.
Nada hacía presagiar un triunfo apoteósico así. Porque la igualdad fue la nota predominante en los dos primeros cuartos, reflejo exacto de los dos encuentros anteriores. Pero tras el descanso, con 50-45 en el marcador, todo cambió. Mirotic anotó el primer tiro, un triple que ponía a los suyos a 2. Ahí se acabó la vida de los blancos. Se la arrebató el Unicaja con parciales increíbles, con aciertos espeluznantes. Urtasun de gancho a lo Kareem Abdul Jabbar, Granger a lo Kobe Bryant, Hetts a lo Reggie Miller. Enormes todos.
Al final de ese tercer cuarto, el partido ya estaba solventado. El demoledor parcial de 25-10 (75-55) lo decía todo. Sólo faltaba por ver cuándo empezarían a pensar ambos en el próximo encuentro. Un partido que nadie debería perderse. Porque promete más emociones aún. Porque el Real Madrid quiere revancha. Porque el Unicaja huele sangre. Porque el baloncesto es la leche, con perdón.
La cita, el jueves en el mismo escenario, a las 20.15 horas.