ADAMS CONDUCE AL UNICAJA A LA VICTORIA (88-92)

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Carlos Suárez tuvo una buena actuación ayudando en todas las facetas del juego || @unicajaCB

@SuarezRMarca | Siempre hay que arañar, al menos, una victoria como visitante en el Top16, y el Unicaja, después de perder la oportunidad en Bursa en la primera jornada, no desperdició la que tuvo en Andorra, donde el Morabanc lo puso muy difícil. Pero Adams y un último cuarto enorme de Brizuela acabaron con sus ilusiones. 

 

Los locales salieron muy concentrados desde el salto inicial, conscientes de lo que estaba en juego. Dos triples consecutivos hicieron ponerse las pilas a Jaime Fernández, en su regreso a Andorra, con un 2+1, casi lo único positivo de su equipo en el primer cuarto. Porque la puesta en escena de los malagueños fue horripilante y la continuidad aún peor. Con un 0/5 en triples, en los últimos cinco minutos de ese acto fueron incapaces de anotar una sola canasta en juego. Apenas cuatro puntos, todos desde el tiro libre. Una situación que no aprovechó del todo un Morabanc cuyos porcentajes tampoco eran por entonces nada buenos. Aun así, con un lanzamiento exterior a dos segundos del final y con la mano de Alberto Díaz en la cara, Senglin mandó al banco a todos con 22-11 en el electrónico. 

 

Peor para Unicaja era imposible hacerlo y se notó. Jaime, siempre él, firmó su primer triple (24-18), pero la defensa hacía aguas. Los de Ibón Navarro leían mejor en esos momentos el nivel de dureza permitido por los árbitros, y Todorovic, motivadísimo ante el conjunto en el que se crió, devolvió la diferencia más allá de la decena (29-18) a 6’33” para el descanso. Ahí se produjo el punto de inflexión que buscaban los de Los Guindos. Un 2-12 de parcial que les dejó a sólo un punto (31-30). Las remontadas, sin embargo, no son tales hasta que no te pones por delante. Y eso lo impidieron Jelinek, Massenat y otro ex cajista como Dejan Musli, llevando el choque al descanso con ventaja local (40-37).

 

Energía y físico pedía Casimiro antes de reanudarse el choque. Y esos valores los tiene grabados a fuego Josh Adams. Él solito mantuvo a sus compañeros en el partido, llevándoles de nuevo a la igualada (56-56) tras un mate con adn NBA. Pero los andorranos también tienen armas poderosas. Algunas interiores, como Musli, que destrozaba a un endeble Gerun; y otras como Massenat y Hannah, amenazas constantes desde el 6,75. Mereció la pena vivir esos momentos plenos de calidad, de intensidad, de emoción, de delicatessens, que dejaron en un mal sueño el bajo nivel de la primera parte. Tuvo Unicaja varios ataques para ponerse por delante, pero el Morabanc siempre tenía respuesta defensiva para impedirlo y, a pesar de bajar muchísimo su porcentaje desde la línea de personal, entró al último cuarto ganando de 4 (70-66). 

 

Se puso en zona el cuadro malagueño y pilló a contrapié a los de Ibón Navarro. Eso, unido al despertar anotador de Brizuela, con 5 puntos consecutivos (12 en el total del cuarto), puso al Unicaja por delante por primera vez (72-74) a 7’12” para el final. No se puso nervioso el equipo local, que circulaba bien el balón y seleccionaba mejor los tiros. Así llegaron dos triples consecutivos de Jelinek (81-79), quien se marcharía eliminado justo después intentando defender a Suárez con 4’30” aún por disputarse. Desde entonces, bloqueo total andorrano y un 0-7 que fue definitivo para la suerte del choque. En el último minuto, lo máximo que consiguieron los anfitriones fue minimizar daños y perder sólo de 4 tras un triple sobre la bocina de Clevin Hannah que dejó el resultado en 88-92.