El Málaga cayó derrotado ante el Fuenlabrada haciendo olvidar todo lo bueno que había conseguido semanas atrás. Otra vez falló en La Rosaleda. Y con ello se despide casi definitivamente de sus opciones de alcanzar los playoffs.
Uno de los aspectos a analizar es el cambio de sistema. Pellicer había encontrado el equilibrio perfecto para que el equipo funcionase atrás y adelante. El 4-1-4-1 con Escassi como pivote defensivo había sido clave para el buen hacer malaguista. Y aunque el malagueño regresó al once titular tras superar sus últimos problemas físicos, la cosa cambió y mucho.
Todo porque el técnico metió a Scepovic en el once sin renunciar a Caye Quintana. Jugar con dos delanteros, aunque el onubense estuviera por detrás, no funcionó. El Málaga perdió el medio campo y por ahí empezó el desastre. El Fuenla, con la dupla Cristóbal-Ciss, se impuso en la zona ancha y dominó como quiso a Escassi y a Ramón.
El equipo se rompió por completo y los puntas de Oltra llegaban sin problemas a los dominios de Dani Barrio. Menos mal que el portero anuló casi todas las ocasiones. Pero la superioridad física del rival de los blanquiazules fue enorme. Y con el paso de los minutos fue minando la confianza y creando más ansiedad en los locales.
A pesar de contener el vendaval futbolístico de los madrileños en la segunda mitad, la realidad es que el Málaga nunca se encontró a gusto, no probó a Belman y ni siquiera el regreso al dibujo táctico de las últimas jornadas dio sus frutos porque los nervios degeneraron en impotencia.