Vaya por delante que la respuesta a esta ecuación es tres. Concretamente los puntos que necesita el equipo de Martiricos para romper la mala racha en La Rosaleda. Una crisis que cumplió tres meses en la previa del partido contra la Ponferradina y cuyos cimientos han hecho que se tambalee el transcurso de la temporada que están haciendo los blanquiazules. El Málaga está a muy pocos puntos de los puestos de playoff de ascenso a Primera. Haber resuelto la ecuación de La Rosaleda antes tendría a los costasoleños mirando a cotas más altas. Pero como bien dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena.
Para el Málaga está es una ecuación de tercer grado. La X son los problemas tácticos de un equipo que ha encajado mucho más que el curso pasado. No es solo la defensa. El Málaga es el conjunto que menos dispara a puerta del campeonato. Los malaguistas han conseguidos todas sus victoria menos una por la mínima. Unos datos que en casa se acrecientan bastante. Valga como ejemplo los últimos partidos. Con seis goles a favor y el doble en contra. Unos números que hablan de los problemas blanquiazules.
La Y puede ser el aspecto mental. Los blanquiazules se han creado ya en sus cabezas el trauma de jugar como locales. Si el curso pasado La Rosaleda fue un fortín, este año está siendo un laberinto para los chicos de Sergio Pellicer. Tanto cuerpo técnico como vestuario lo han hablado ya en la intimidad y también en los medios. La Z es la incógnita más importante de todas. La afición. Sin ella en las gradas el Málaga ha perdido mucho. Precisamente el Zaragoza fue el último rival en visitar Martiricos con público. Desde entonces, el Málaga he dejado marchar mucho más puntos de los que ha conseguido mientras resuelve la ecuación Rosaleda.
