Lloraba el malaguismo de emoción cuando Gálvez Rascón decretó penalti a favor del Málaga. Eran manos clarísimas de Lucas, tumbado sobre el césped como un turista en la playa, que impidió que la pelota le superase. Con 1-1, se presentaba una oportunidad preciosa para que los de Pellicer recuperasen la ventaja ante el Oviedo. Pero apareció el VAR otra vez contra el Málaga y la pena máxima desapareció.
Al árbitro madrileño le había pillado de frente y vio muy clara la infracción dentro del área del futbolista carbayón. Pero desde la sala VOR el colega Varón Aceitón le llamó la atención y allá que fue a ver las imágenes. Poco más de un minuto y cuatro repeticiones después, Gálvez Rascón se desdijo y anuló el penalti.
La cara de los malaguistas era un poema. Las redes sociales, un hervidero. ¿Qué tiene que pasar para que le piten penalti al Málaga? Es la pregunta del millón. La respuesta es que ya van 31 encuentros. Desde la jornada 32 de la pasada temporada, ante el Huesca, los blanquiazules no tienen la opción de lanzar desde los 11 metros.
La interpretación de las manos siempre generan polémica. Y la controversia parece que va en contra del Málaga incluso con VAR mediante.