La expulsión de Yanis Rahmani no sólo dejó al Málaga con un jugador menos. También con el miedo en el cuerpo puesto que el equipo se quedó con sólo siete futbolistas del primer equipo sobre el terreno de juego. Y con Escassi y Orlando Sá con cartulinas amarillas. Una nueva expulsión y el partido se habría perdido. La alineación indebida sobrevoló La Rosaleda.
Un riesgo que corrió durante esa hora de juego porque Pellicer no movió ficha. Ismael Casas, Cristo y Ramón estaban cumpliendo su cometido a la perfección. Y tampoco es que tuviera relevos en el banquillo. Como profesionales, además del portero Juan Soriano, Juande (que sólo estaba para rellenar), Mejías y Jairo. Estos dos últimos sí entraron al campo, pero ya en la recta final.
«Tenemos un máster en ese aspecto. Lo hablamos hasta en el descanso. A Mejías y Jairo me sabe mal porque el equipo estaba bien situado y los metí más tarde. Con Julio quise tener más velocidad, pero lo hicimos al final porque estaban bien. Somos sabedores pero algún día, si estás en el alambre, puede ocurrir algo… aunque estamos preparados. Estamos cumpliendo todos, pero es importante ampliar las fichas. Aun así no habrá excusas, aunque si tuviésemos más jugadores tendríamos más posibilidades de mirar a otros objetivos más altos».
Así que el Málaga se la jugó con un colegiado como Moreno Aragón, granadino de nacimiento pero perteneciente al Comité madrileño. El árbitro fue protagonista en lo negativo y no sólo por la rigurosa expulsión de Rahmani sino por el distinto trato a los jugadores blanquiazules. Lo que está claro es que la alineación indebida sobrevoló La Rosaleda.