En la última década, el ejercicio físico de alta intensidad se ha disparado entre la población general, por lo que muchos deportistas amateurs suelen y deben acudir a la consulta de cardiología para saber si están fuera de peligro cuando realizan actividades exigentes, como maratones, ultra trails o triatlones, entre otras especialidades deportivas.
Y es que el doctor José Antonio De La Chica, especialista en Imagen Cardiaca del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Málaga, dirigido por el doctor Antonio Esteban, explica que la revisión cardiovascular en deportistas amateurs es igualmente necesaria e imprescindible que en los deportistas profesionales, ya que «actualmente, muchos de los deportistas amateurs realizan una carga de ejercicio vigoroso muy parecida a la de los profesionales de élite y una revisión básica cardiológica puede evitar casos desafortunados de muerte súbita, dentro de este grupo poblacional», asegura.
Preguntado sobre las características del corazón de deportista amateur, el doctor De La Chica expone que «el ejercicio físico vigoroso mantenido a lo largo de los meses provoca cambios adaptativos en el corazón. Quizá el más conocido sea la bradicardia en reposo o frecuencia cardiaca por debajo de 60 latidos por minuto. Pero este no es el único; el corazón del deportista amateur también se dilata y se hipertrofia para poder cumplir con la alta demanda de aporte de oxígeno que se produce durante esfuerzos de elevada intensidad.
Investigación cardiovascular internacional
En este sentido, el doctor José Antonio De La Chica colabora en el Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC), dirigido por el mundialmente reconocido doctor Valentín Fuster y bajo la tutela del director del área de investigación clínica, el prestigioso doctor en Cardiología Borja Ibáñez.
Estos tres investigadores han publicado recientemente un artículo en la prestigiosa revista americana de cardiología Journal of the American College of Cardiology (JACC), una de las más referenciadas en el mundo de la investigación, sobre los cambios adaptativos del corazón y su posible confusión con una enfermedad genética muy agresiva llamada Miocardiopatía No Compactada. Se trata de un sub-estudio dentro de un gran proyecto de investigación llamado PESA-CNIC-SANTADER, que pretende identificar la ateroesclerosis en fases muy precoces y encontrar las claves que puedan predecir qué sujetos están en riesgo de sufrir accidentes vasculares, como el infarto de miocardio, en los años venideros. El CNIC cuenta para ello con tecnología muy avanzada como la resonancia magnética nuclear con PET y es uno de los centros líderes de investigación en cardiología a nivel mundial, abarcando numerosas líneas investigadoras.
Importancia del diagnóstico con resonancia magnética cardiaca
«Disponer de equipos técnicos y humanos que puedan realizar diagnósticos muy precisos con resonancia magnética cardiaca, como con los que contamos en Quirónsalud Málaga, es crucial para nuestro servicio y nuestros pacientes», subraya el responsable en Imagen Cardiaca de Quirónsalud Málaga, quien también asegura que la ecocardiografía es esencial como primer abordaje en el deportista, ya sea amateur o profesional, pero a veces no es suficiente para alcanzar un diagnóstico seguro, puesto que «el corazón de atleta tiene características que frecuentemente se solapan con varias enfermedades del músculo cardiaco y necesitamos recurrir a la mejor técnica de imagen para distinguirlas, que sin duda es la resonancia cardiaca«.
En el deportista de élite, los esfuerzos en investigación se han volcado principalmente en diferenciar el corazón de atleta de la miocardiopatía hipertrófica, una de las enfermedades hereditarias del músculo cardiaco más temidas en el mundo del deporte. Sin embargo, «a raíz de la investigación que acabamos de publicar, la miocardiopatía no compactada en la que el corazón desarrolla una morfología esponjosa es otra de las enfermedades que debemos tener en cuenta, puesto que su apariencia es muy similar a los cambios adaptativos que suceden en deportistas sanos. Nuestro esfuerzo se dirige a distinguir qué deportistas pueden tener esta enfermedad de base genética y qué otros tienen simplemente una adaptación fisiológica al ejercicio vigoroso, para evitar que la enfermedad progrese en los primeros y para que no se interrumpa innecesariamente la práctica del deporte en los segundos«, sentencia el doctor e investigador De la Chica.