Tercera derrota de un Unicaja en crisis de identidad (86-90)

Llegaron a perder de 18, pero Nzosa los volvió a meter en el partido

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Unicaja Manresa crónica
Nzosa lucha por un balón dividido en el Unicaja-Manresa || foto: ACBPhoto/M.Pozo

Este proyecto de Casimiro tiene mala pinta. El equipo carece de físico y pierde la batalla del rebote de modo desesperante. Y luego, en ataque, la fiabilidad brilla por su ausencia. Si todo lo basas en el tiro exterior, es como jugar a la ruleta rusa. De eso se aprovechó durante tres cuartos y medio el Baxi Manresa para llevarse la victoria ante el Unicaja. Dani Pérez dio una lección de juego con sus 13 puntos, 8 asistencias y 4 rebotes. 

Salió más enchufado el Manresa con un 0-5 y apretando las tuercas en defensa. Casi tres minutos tardó Bouteille en encontrar una pequeña fuga y estrenar el marcador local. Espejismo. La circulación de balón de los catalanes mareaba al Unicaja, incapaz, ni siquiera con las rotaciones, de frenar la maquinaria roja, mucho mejor engrasada. Con un triple de Mason y llegando a la decena de ventaja (15-25) se cerró el primer acto.

En el desierto, a veces, se encuentran oasis. El Unicaja se lanzó a llenar su cantimplora y, en apenas dos minutos, visto y no visto. 10-0 de parcial, dos triples incluidos, y diferencia neutralizada. Así de fácil. Pero el agua volvió a agotarse. Además, Pedro Martínez entró en modo enfado. Llamó a filas a los suyos y estos devolvieron el roto con un 0-9 (25-34). Intentó una nueva reacción Casimiro poniendo en cancha a Suárez, que volvía tras mes y medio de lesión. Ni por esas. Tabu campaba a sus anchas. Y Pérez se hinchaba de asistir. Dominio absoluto en el rebote por entonces (9-22), mejor selección de tiro y máxima renta con 34-48 al descanso. 

Urgía reacción en los verdes. Pero los tiros entraban a cuentagotas. Y enfrente estaba un Dani Pérez desatado. Ni Alberto Díaz, el mejor defensor, podía con él. Si no encontraba a un compañero, pues el de Hospitalet se la jugaba él solito… y le salía todo.  La distancia no hacía más que aumentar. A 3’39” del final del tercer cuarto, marcador capicúa: 46-64. Hubo llamada de atención de Luis Casimiro. Los únicos que la recibieron fueron Bouteille y Alonso, que por fin se estrenó con dos triples. Insuficientes para meter miedo a un Manresa muy cómodo en la cancha (58-73).

La victoria ya parecía en la buchaca manresana. El basket control de Martínez funcionaba y un triple de Tabu a décimas de perder la posesión pareció sentenciarla aún más. Como en Andorra, con ya casi todo perdido, el técnico local volvió a confiar en Nzosa. Y el adolescente volvió a darle vida a los suyos con un par de mates, un tapón y otro par de recuperaciones. De perder de 17 (64-81) a sólo 5 (81-86) a 2 minutos del final con un triple de Abromaitis. Y a 10 segundos, canasta de Brizuela (86-90) y robo de balón. No se lo creían en el banquillo visitante. Pero Alonso y Wacynski erraron sus triples y el triunfo se lo llevó el Baxi Manresa ante un Unicaja que no funciona.

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