El domingo a las 21 horas el balón comenzará a rodar en el Heliodoro Rodríguez López para Tenerife y Málaga, con una cuenta atrás que ya no para. Antes de ese día 13 de septiembre, el club blanquiazul deberá haber resuelto muchas de las incógnitas que a día de hoy amenazan la supervivencia deportiva del equipo.
Porque, de momento, y a pesar de las buenas intenciones de Manolo Gaspar, el tiempo y la forma de ejecutar el ERE han complicado sobremanera la configuración de la plantilla blanquiazul. Sólo Munir y Adrián González han salido incluso antes de ese despido colectivo. Pero no es suficiente. Deben salir todos.
Sin embargo, el problema moral que ahora se presenta es que esos futbolistas incluídos en el Expediente de Regulación de Empleo, la mayoría no ha estado presente en la pretemporada, son necesarios para iniciar la competición. Sin permiso de LaLiga para inscribir nuevos jugadores, son los que ya están de temporadas anteriores los únicos que podrían evitar una alineación indebida y el primer bochorno de la 20/21.
Jugadores inscritos
Cifu, Luis Hernández, Lombán, Diego González, Juankar, Rolón, Boulahroud, Benkhemassa, Juanpi Añor, Pacheco, Renato Santos y Tete Morente son los doce futbolistas con ficha profesional. Aun así, con ellos se pasaría por muchos millones de euros el tope salarial impuesto por LaLiga, pero sin el mercado cerrado todavía.
En todo caso, entre lesionados y faltos de preparación física, el panorama para Pellicer para ese primer encuentro ante el Tenerife es desolador. No puede contar, a día de hoy, con ningún fichaje ni tampoco, por poner un ejemplo, con Keidi Bare. El albanés ya no es sub23 y para jugar con la primera plantilla debe tener ficha profesional.
La cuenta atrás no se detiene. El tiempo apremia. Y el Málaga espera que el miércoles, en la reunión entre los representantes de la AFE y el administrador judicial, se pueda ver algo de luz.
