El recorrido sanroqueño sigue con las defensas altas y la exigencia de sus impecables hoyos sigue reforzada por el levante, factor decisivo en lo que llevamos de competición. Aun así, el barcelonés (y otros españoles, como Alejandro Cañizares) consideran al viento aliado más que enemigo y confían en que siga soplando en las dos próximas jornadas. De momento, Larrazábal ha salido muy bien parado de los dos primeros compromisos de esta semana, aunque se muestre crítico con la calidad de su juego. De todos modos, sabe que en un campo como Valderrama hay que anteponer la eficacia a la estética, el resultado a la foto. La belleza la pone el campo de Sotogrande.
“Sigo sin jugar bien, pero he logrado mantener la pelota en juego que es de lo que se trata en Valderrama. He sabido jugar este campo”, recapitulaba Larrazábal al final de su vuelta. “He venido sabiendo dónde venía. A Valderrama tienes que llegar con el tanque de paciencia bien lleno y yo traigo dos tanques. Me podrán ganar en juego, pero en paciencia, no. Si en otro campo hubiera acabado con tres putts en el 17 y bogey al último hoyo, no estaría con una sonrisa”.
El jugador de El Prat fue uno de los pocos golfistas capaces de vencer al campo en una segunda jornada algo menos ventosa, pero igual de rigurosa que la primera. La clave, un plan de juego claro para un campo como Valderrama.
“Juego como Valderrama me ha enseñado que tengo que jugar aquí. No se viene a hacer muchos birdies, sino a cometer los menos errores posibles. No es exactamente un juego ramplón, es un juego poco bonito para los ojos que no lo comprenden”, resumía Larrazábal.
Alejandro Cañizares también conseguía vencer en el segundo parcial a Valderrama y terminaba muy satisfecho. El malagueño, que nunca ha fallado el corte en las cinco ediciones previas que ha jugado del torneo, es profesional del campo gaditano y sabe afrontar el desafío que plantea, aunque no llegara con las mejores sensaciones después de una dura gira británica.
“He jugado mejor, este es mi campo y estoy cómodo, me viene bien que haga mucho viento. Después de los últimos torneos, como para no estar contento”, explicaba Cañizares. “Aquí me siento cómodo, este es uno de mis campos favoritos del mundo y va bien a mi juego porque no necesitas pegarle muy fuerte. Este es un campo muy especial, con su diseño y su personalidad deja en ridículo a la teoría de que hoy en día hay que pegar 330 yardas y pesar 120 kg de músculo. Aquí hay que jugar con la bola, hay que tener más arte”, remataba el español.