Es curioso esto del fútbol. El día en el que un canterano llamado a ser fundamental en la temporada como Álex Mula es traspasado al Fuenlabrada, el Málaga demuestra que viene una generación apretando muy fuerte. Cuánto debut, cuánta ilusión y cuánta cantera.
Pellicer viene de ahí abajo y no se arruga. Aunque enfrente esté un Primera como el Valladolid. Arriesgó con un once repleto de filiales. Ninguno tenía ficha profesional la pasada campaña. A saber: Gonzalo; Álex Benítez, Ismael Casas, Quintana, Juande, Cristo; Larrubia, Mini, Ramón Enríquez, Julio; Mike.
En esa primera mitad, uno de los más destacados fue Quintana. Polivalente como el añorado Luis Muñoz, actuó como central comandando la zaga junto a dos ‘veteranos’ como Ismael y Juande. Arriba, Larrubia fue gustándose conforme pasaban los minutos y desaparecían sus nervios. Julio y Mike le pusieron ganas, pero les faltó pausa. En medio campo, Mini apareció más que Ramón e incluso probó su disparo lejano. También le puso intensidad Benítez, que no se arrugó lo más mínimo.
Ya en la segunda, Pellicer mantuvo a Quintana y a Larrubia, quienes disputaron un cuarto de hora más. A ellos se les unió tras el descanso Jesús Hoyos, delantero al que se le cayeron los goles en el División de Honor Juvenil. El larguero evitó que pudiese celebrar su debut con un gol. También disfrutó de minutos Issa Fomba. Y el malí no defraudó. Encaró, apretó a Carnero y provocó el error en el despeje del lateral que acabó en el gol de Adrián.
En definitiva, buenas sensaciones en el debut de muchos jóvenes, mucha ilusión y una cantera que sigue dando frutos a pesar de los pesares.