En el equilibrio debe estar la virtud. Pero el Málaga no lo tiene. Es una realidad que, de la misma manera que la solidez defensiva, le otorga seguridad, todo lo que consigue atrás está penalizándose arriba por la falta de gol. Son ya 4 jornadas sin encajar, pero también 2 sin marcar.
Munir acumula ya más de 400 minutos -396 oficiales- sin tener que agacharse a recoger el balón de sus mallas. Desde que Zarfino acertó a marcar en el Málaga-Extremadura el tanto del empate, ni Lugo, Girona, Rayo ni Albacete han sido capaces de batirle.
Esa línea demuestra el compromiso de todos los pupilos de Pellicer a la hora de defender su marco. La zaga con tres centrales y dos carrileros de largo recorrido le ha servido para afianzar aún más su portería.
Sin embargo, también le está mermando aún más de lo que ya estaba sus llegadas al área contraria. En el último encuentro, frente al Albacete, tan solo se contabilizan tres disparos que crearon realmente peligro. Dos lanzamientos de falta de Juanpi y un centro chut de Hicham. Y ante el Rayo, menos aún.
220 minutos sin anotar un gol a favor. Sadiku fue el último, en el triunfo ante el Girona, sólo cinco minutos después de haberse reanudado el choque tras el descanso. El albanés no estuvo en Vallecas, pero su presencia tampoco cambió la dinámica contra el Albacete.
Esta situación, con 4 jornadas sin encajar, pero 2 sin marcar, ha complicado las cosas a un Málaga que sólo es capaz de empatar y empatar y empatar. De ahí que no haya sido capaz de escapar del peligro y su colchón con el descenso sea ahora sólo de 2 puntos con 12 por jugarse.