El nuevo fútbol ha traído consigo muchas cosas. Las gradas vacías, los controles de seguridad, las mascarillas y un sinfín de pormenores que ahora, bajo el nombre de la ‘nueva normalidad’, son el día a día de los partidos de fútbol en el panorama europeo y mundial. Una de las nuevas tendencias es el mal que ataca a los equipos que juegan de local. El asunto comenzó en Alemania. La Bundesliga lleva registrando desde su reanudación resultados más positivos para aquellos equipos que juegan de visitante. En España parece que la tendencia puede seguir. El Málaga regresó ayer con derrota en casa ante el Huesca, uniéndose así al club de los desahuciados.
La jornada va avanzando en LaLiga SmartBank y solo el Fuenlabrada ha podido celebrar la victoria en su estadio. Elche, Oviedo y Racing, además del equipo de Pellicer, han visto como los puntos volaban de su estadio. En Primera la situación parece más equilibrada, aunque Valencia y Celta tampoco han podido vencer en sus partidos contra el Levante y Villarreal respectivamente. Parece que jugar sin el público de tu lado no solo equilibra las fuerzas, sino que la anomalía acaba afectando al equipo que debería estar recibiendo el apoyo de los suyos.
No se sabe si la nueva normalidad durará mucho. Con diez jornadas todavía por delante, puede que los equipos se acaben acostumbrando a aquello de jugar en casa sin animación. El Málaga desde luego lo tiene que hacer si quiere no sufrir demasiado por la permanencia. La derrota ante el Huesca ha equilibrado la balanza en cuanto a partidos local-visitante se refiere. A los blanquiazules le quedan diez encuentros por disputar. Cinco en La Rosaleda y otros cinco lejos de ella. Lo que parecía una ventaja cuando se sorteó el calendario, decidir en casa el objetivo, puede ser un arma de doble filo. Sobretodo si el Málaga se une al club de los desahuciados como hizo ayer en su vuelta a la competición. Extremadura, Girona, Albacete, Dépor y Alcorcón son los conjuntos que tendrán que visitar Martiricos de aquí al final de curso.