Aunque el tiempo parecía haberse detenido a mediados de marzo, la vida sigue. Por desgracia para el Málaga CF, esa vida es una contrarreloj hacia el 31 de julio. La fecha límite que los blanquiazules tienen que ponerse al día con LaLiga y su límite salarial. José María Muñoz no ha perdido el tiempo en estas semanas de confinamiento. El administrador judicial sigue estudiando la manera de frenar esa sangría de muchos millones de euros. Es por eso, que el ERE sigue sobrevolando el estadio de La Rosaleda en una decisión que parece inevitable para el futuro de la entidad de Martiricos.
Ha sorprendido en estos convulsos días, que el equipo malacitano no haya tomado decisiones muy sonadas. Todo el mundo en la capital de la Costa del Sol espera que la palabra ERTE apareciese más pronto que tarde una vez se anunció la cancelación temporal de la competición. Sin embargo, no ha habido movimientos al respecto. El administrador sigue estudiando al club e incluso ha pedido informes a otros clubes del país que estuvieron en una situación similar a la de los malaguistas.
Es por eso que parece que una vez más el ERE sobrevuela La Rosaleda. Los contratos de los jugadores no son asumibles y el volumen de empleados está muy por encima de la capacidad económica que ahora tiene un Málaga muy mermado tras el descenso a Segunda y la mala gestión de Al-Thani. Hay que recordar que tanto Daniel Pastor como Jamal Satli comentaron está opción como algo casi insalvable para el futuro del cuadro boquerón. La duda es saber qué momento será el más preciso y el que afecte menos a la estabilidad deportiva de un equipo que tiene que jugarse todavía la permanencia de aquí a final del este estrambótico curso 2019-2020.