Si el Málaga pudo salir a competir esta temporada actualmente suspendida fue gracias a la venta de Javi Ontiveros el pasado verano. A pesar de que con su traspaso al Villarreal, que casi echa al traste Al Thani por su empeño en vivir otra realidad paralela, no se equilibró el tope salarial, LaLiga vio buena voluntad y permitió su inscripción en la competición.
Los poco más de 7 millones de euros en los que se tasó su venta salvaron a la entidad blanquiazul de un descenso administrativo de categoría. Algo que fue posible después del gran tramo final de campaña que protagonizó el extremo marbellí en la 18/19 y tras la llegada de Víctor SDA al banquillo en sustitución de un Muñiz con el que nunca terminó de congeniar sobre el campo.
Onti, liberado de muchas tareas defensivas con el técnico madrileño, se soltó y fue uno de los artífices de asegurar los playoffs de ascenso. Tan bueno fue su rendimiento que al final llegó la oferta millonaria que salvó al Málaga. Pero sin esos últimos tres meses de competición, eso no habría sido posible.
Ahora, con la campaña sin saber cómo ni cuándo se reanudará, si es que lo hace, el Málaga tiene una necesidad todavía mayor de ingresar dinero por traspasos viendo la que se avecina, con un supuesto desfase de 15 millones en el tope salarial de la 20/21. El problema es que son pocos los futbolistas de la actual plantilla con mercado. Y sin el escaparate de poder realizar un sprint final como el de Ontiveros, el futuro no pinta nada halagüeño.
