Siete años del robo más grande en Champions: la noche de Dortmund

El 9 de abril de 2013 el Málaga fue eliminado injustamente de la Liga de Campeones

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Felipe Santana empuja el balón con el que el Málaga fue eliminado de la Champions League

Aquello de que el tiempo cura todas las heridas no es verdad. Las va lamiendo, las va cicatrizando, pero cuando se acerca la fecha concreta en la que se produjo, vuelve a picar. Es lo que ocurre cada 9 de abril cuando se rememora el robo más grande ocurrido en la Champions League. Al menos para el Málaga. La noche de Dortmund quedará para el recuerdo en el malaguismo como lo que pudo ser la página más brillante de la historia y lo que se encargaron desde la Uefa de convertirla en la más negra.

El 0-0 de la ida no era mal resultado. Los blanquiazules ya habían dado buena muestra de lo que eran capaces a domicilio. Que se lo preguntasen a Anderlecht o Milan, por ejemplo. Tampoco hizo falta esperar mucho tiempo. A los 25 minutos Joaquín ya había marcado para enmudecer al Westfalenstadion. Rugieron desde el Muro para inundar con sus gritos de guerra todo el estadio cuando Lewandowski, tras una pérdida de balón de Sergio Sánchez, empató un cuarto de hora después. El 1-1 clasificaba al Málaga. La tensión se mascaba, todo podía cambiar con un gol de cualquiera… hasta que Eliseu, puede que en fuera de juego, volvió a adelantar a los boquerones. Era el 82 y los de Klopp tenían que marcar dos tantos para remontar. 

Por desgracia, los anotaron. En el 91, Reus ponía esa igualada. No se debería haber jugado más, pero cuando aún estaban cantando el gol, el balón ya estaba rodando. Faltó malicia en el Málaga. Porque segundos después, otra vez estaba merodeando el peligro. Y fue cuando llegó el mayor robo y la mayor injusticia sufrida por este club puede que en su historia. Fuera de juego de varios futbolistas alemanes y un remate posterior de Felipe Santana para hundir en los infiernos a los Willy Caballero, Jesús Gámez, Demichelis, Sergio Sánchez, Antunes, Duda, Camacho, Toulalan, Isco, Joaquín, Baptista, Eliseu, Santa Cruz y Portillo. Y a todos los del banquillo, empezando por un Pellegrini que hacía pocos días que había perdido a su padre. Y a todos los seguidores presentes en el Signal Iduna Park. Y a todos los periodistas que contaban con lágrimas aquel sangrante robo. Y a toda Málaga, que por una vez se levantó para reclamar justicia deportiva. No hubo forma porque la cruz ya estaba echada por la UEFA. 

Ya han pasado siete años desde aquella dramática noche en Dortmund, desde el mayor robo de Champions. Algún día puede que el fútbol le devuelva la justicia que le quitaron al Málaga.

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